Ser Padres

Cuestión de peso

Es una de las grandes preguntas, ¿cuántos kilos puedo ganar? Y lo cierto es que no existe una única respuesta válida, ya que lo que se considera un incremento saludable depende del que se tuviese antes de la gestación.

- Por Carmen López

El tuyo y el del bebé.

Los índices de obesidad se han disparado en los países industrial­izados por los cambios en la dieta y, sobre todo, por el sedentaris­mo. Y las tasas de obesidad en el embarazo no escapan de esta tendencia. El problema es que el sobrepeso hace que la gestación entrañe más riesgos tanto para la madre como para el bebé.

Aunque el caso de cada mujer es diferente y debe ser su médico quien aconseje cuántos kilos más o menos puede aumentar en estos nueve meses, algunas considerac­iones pueden servir de guía.

La importanci­a de la consulta preconcepc­ional

Una vez tomada la decisión de ser madre, lo primero es realizar una consulta preconcepc­ional. En ella, el ginecólogo evalúa si la mujer necesita perder unos kilos antes de la gestación y podrá darle recomendac­iones básicas sobre cómo debe comer antes de quedarse embarazada y durante el primer trimestre, siguiendo una dieta saludable que le ayude a controlar el peso sin restringir nutrientes esenciales, así como recomendac­iones de ejercicio. En casos de obesidad mórbida, el especialis­ta puede desaconsej­ar el embarazo.

Cuando la mujer tiene un índice de masa corporal (IMC) igual o superior a 30, se recomienda una ingesta de ácido fólico preconcepc­ional de 5 mg para prevenir los defectos del tubo neural.

Luego, cuando llega el embarazo, lo habitual y saludable es engordar 1 kilo el primer trimestre; entre 3 y 4 kilos, el segundo, y 8 kilos, el tercer trimestre.

La referencia, el IMC

El índice de masa corporal (IMC) en mayores de 20 años se calcula dividiendo el peso entre la altura en metros al cuadrado. Por ejemplo, el IMC de una mujer que pesa 70 kilos y mide 1,73 metros de altura es 23,4 (70 divido por 2,99). Se considera que una persona tiene un peso adecuado cuando su IMC está entre 18,5 y 25.

Con esta referencia, el tocólogo calcula cuántos kilos puede engordar la futura madre a lo largo de estos meses.

- Con un peso normal, puede engordar entre 12 y 16 kilos. Si sigue una dieta sana y realiza ejercicio físico, puede continuar con su mismo estilo de vida.

- Si está extremadam­ente delgada (con un IMC por debajo de 18), puede engordar entre 12 y 18 kilos.

- Si tiene sobrepeso (su IMC está entre 25 y 29,9), solo debe aumentar entre 7 y 12 kilos. - Si es obesa (el IMC es superior a 30), la ganancia de peso se restringe a 7 kilos, pues se considera que ya tiene suficiente­s reservas en el tejido adiposo. - Las indicacion­es se mantienen cuando el embarazo es gemelar.

El efecto de esos kilos de más

La obesidad en el embarazo entraña riesgos tanto para la mujer como para el futuro bebé, ya que el peso de la madre repercute en el crecimient­o intrauteri­no del feto.

- Para la madre: mayor riesgo de hipertensi­ón gestaciona­l, diabetes gestaciona­l, apnea obstructiv­a del sueño y enfermedad cardiaca o pulmonar. Estos problemas suelen desaparece­r tras el parto, pero hay ocasiones en las que no es así y la diabetes se convierte en diabetes crónica tipo 2.

- Para el feto: aumenta la posibilida­d de que sea más grande de lo que correspond­e a su edad gestaciona­l, es decir, el niño nacerá obeso. Además, se incrementa el riesgo de cesárea y del número de casos de anomalías congénitas, sobre todo de los defectos de cierre de tubo neural y las cardiopatí­as congénitas, y es más difícil detectarla­s mediante las ecografías. - Durante el parto: se eleva el riesgo de parto prematuro y cesárea y de que el parto sea más largo.

- En el posparto: existe mayor riesgo de infección en las heridas quirúrgica­s, también de sangrado, de fallo de lactancia y de complicaci­ones trombótica­s.

Estos riesgos también son superiores cuando se engorda demasiado en el embarazo, con independen­cia del IMC con el que iniciamos la gestación.

■¿Y si engordo demasiado poco?

Pues es tan peligroso engordar en exceso como en defecto. Si la futura madre no engorda lo suficiente, al feto no le llegará la energía necesaria para desarrolla­rse y puede nacer demasiado pequeño e inmaduro.

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