¿Cómo puedes ayudarle?
Qué SÍ hacer Fortalecerle.
Procurar un entorno de seguridad, escucharle, no obligarle a hacer lo que no quiere, intentar fortalecer su relación con otros niños.
Desarrollar vías de comunicación.
No solo las verbales, sino también hay que darle lugar e importancia a la expresión de las emociones.
Ampliar los círculos sociales.
Haciendo más actividades con otros padres y niños diferentes a los del colegio, sin forzarlos a que se relacionen cuando no están interesados.
Informarse.
Es conveniente que los padres puedan reflexionar, compartir sus preocupaciones, aprender sobre los procesos de desarrollo infantil y dejándose sorprender por lo maravilloso que es cada niño y cada niña.
Qué NO hacer
Evitar calificar su comportamiento como aburrido, o etiquetarlo de algún modo, y no utilizar comparaciones con otros.
Sobreprotegerle.
Se sentirá más inseguro e incapaz y le será más difícil desarrollar habilidades de comunicación básicas en las relaciones sociales.
Angustiarse.
Madres y padres quieren lo mejor para sus hijos. Esto les lleva, a veces, a angustiarse en demasía, tratando de controlar todo lo que puede retroalimentar (sin querer) el retraimiento de los niños.