No coge bien el pecho, ¿tendrá frenillo lingual?
La apariencia de la lengua de nuestro bebé y su capacidad de movimiento pueden hacernos sospechar que sufre este trastorno. En ocasiones no causa problemas, pero, a veces, debe corregirse con una sencilla cirugía.
La lengua anclada (anquiloglosia) es un trastorno presente en el nacimiento que restringe su rango de movimiento. Una banda inusualmente corta, gruesa o densa de tejido (frenillo lingual) une la parte inferior de la punta de la lengua a la base de la boca, por lo que podría interferir en la lactancia materna, sacar la lengua o afectar a la forma en que un niño come, habla y traga. “El frenillo sublingual es una estructura anatómica normal en forma de membrana o cinta que sujeta la lengua al suelo de la boca. Cuando este frenillo es demasiado corto o grueso dificulta la movilidad adecuada, dando lugar a lo que llamamos lengua anclada o anquiloglosia. Este trastorno puede deberse además a otras causas como las derivadas de la formación anómala del suelo de la boca, que se tratan de forma diferente”, explica la doctora Rocío Espinosa Góngora, especialista en Cirugía Pediátrica en Ruber Internacional Habana (Madrid) y miembro de Top Doctors.
Problemas de lactancia
Como comenta la experta, “en los bebés recién nacidos puede ocasionar dificultad para la lactancia materna, ya que incapacita la succión adecuada y el agarre del bebé al pecho”. Como madre, puedes notar que tu hijo se suelta frecuentemente del pecho o se cansa, realizando tomas largas y no ingiriendo suficiente cantidad para una adecuada ganancia de peso. Además, debido a que tu bebé no coge adecuadamente el pezón, puede ocasionarte molestias o dolor, lo que dificulta aún más la lactancia materna. “Otro síntoma que se puede apreciar es la presencia de lengua con la punta en forma de corazón y la incapacidad para sacarla de la boca”, señala la doctora. También puede interferir en la toma con biberón, aunque es menos frecuente.
Según la edad
Los problemas que puede ocasionar van a ser diferentes según la edad del niño.
En los lactantes, impide una correcta alimentación y una lactancia materna satisfactoria, tanto para el bebé como para su madre.
En los niños escolares (3-6 años), dificulta la pronunciación correcta de algunos fonemas como la “r”, “t”, “d”, “s”, “n” y “l”.
En la adolescencia, puede suponer un problema social al interferir en la higiene, en dar un beso o tomar un helado.
La indicación de cirugía viene determinada por los síntomas que presente el niño. La finalidad del tratamiento es liberar la lengua para mejorar su movilidad y así poder solucionar el problema. Se debe intervenir en el recién nacido si dificulta la lactancia; y en el niño preescolar o escolar, si tiene problemas de pronunciación. Más adelante, si interfiere socialmente. “Siempre será necesario realizar una correcta valoración y exploración del paciente para identificar cuál es la causa del problema y así indicar la técnica quirúrgica correcta”, indica la doctora. El tratamiento quirúrgico consiste en seccionar el frenillo liberando la lengua del suelo de la boca. Es importante que el procedimiento lo realice un especialista en niños y en un centro sanitario.
Las primeras semanas de lactancia requieren de un periodo de adaptación madre-hijo