Martino y Rosell hablaron cuando no tocaba
LO QUE ES IMPORTANTE. El entrenador del Barça tiene que saber que el juicio final sobre su trabajo no vendrá por el estilo de juego del equipo, sino por los títulos que conquiste. Martino no es un ingenuo. Tampoco es un traidor. No quiere cambiar una historia que funciona. Sabe que debe adaptarse a las características de jugadores como Xavi, Iniesta, Cesc, Messi y compañía, con ellos es imposible jugar al patadón. Otra cosa es que cuando el rival les toma la medida, cierra el campo y practica el antifútbol, tengan un plan B para ganar los partidos que se ponen imposibles. Por otro lado, el presidente que hizo la apuesta de Martino tampoco es bueno que se impaciente y salte a la palestra a la primera de cambio. Rosell no debe obsesionarse con las críticas. Es un sueño imposible buscar la unanimidad a favor en un club donde las sombras de Cruyff y Guardiola planean en el horizonte y tienen muchos seguidores. El debate siempre es saludable, de la libertad de opinión deben sacarse conclusiones positivas. De todos modos, no olvidemos nunca que lo importante es lo que pasa en el campo, no lo que se dice fuera. DEBATE Y CRÍTICA. El debate y la crítica constituyen la salsa del fútbol. Quien no lo entienda así puede vivir al borde del ataque de nervios. En un país donde todo el mundo considera que entiende de fútbol, la mayoría cree tener derecho a opinar, ya sea en el bar de la esquina o en las redes sociales. Si el fútbol tiene la fuerza que tiene no es solo por los partidos, sino por todo lo que se habla entre semana en tertulias, foros y medios de comunicación. Sentada esta premisa básica, hay que decir que se han equivocado el Tata Martino y Sandro Rosell entrando en el debate sobre la posesión de balón del Barça en el partido contra el Rayo Vallecano. Hablaron cuando no tocaba. No hay que traumatizarse por la posesión como si fuera una ley. Ha bastado una hora de gran juego frente a la Real Sociedad para que las aguas volvieran a su cauce. El técnico argentino se precipitó con una reacción fuera de lugar cuando declaró que su problema era por no ser holandés ni de la casa. Tampoco estuvo acertado Sandro Rosell cuando entró a saco en la polémica. Si hubiese estado callado, el tiempo le hubiese dado la razón. En el mundo del fútbol lo que una semana es negro a la siguiente puede ser blanco. Por favor, no discutamos el sexo de los ángeles. La posesión de balón no es un dogma de fe, simplemente es la señal de identidad del equipo.