La armonía no tiene audiencia
pierde hasta cuando el Barça gana. Va a contradirección del show mediático
para el Tata. Ni para nadie que no sea del coro del entorno. En la Argentina causó sorpresa la catarata de críticas al Tata por la precocidad de las mismas en un contexto próspero y favorable. Ganó todos los partidos en Liga. Sumó un trofeo europeo a las vitrinas del club. Se impuso con tranquilidad en el debut en Champions. Pero no basta. El Tata cometió el pecado de no ser un producto de la casa. De no dar concesiones a la prensa. El Tata (no Tato, como lo llaman algunos periodistas que se enteraron hace 60 días de l a existencia de Martino) es respetuoso, culto, abierto y trabajador. Pero en España la armonía no tiene audiencia. Y entonces, Martino pierde hasta cuando el Barcelona gana. Será así hasta cuando alguien entienda que se puede hacer un show sin prescindir del periodismo...
Martino no tiene ni 100 días al frente del Barcelona. Apenas dos meses y un arranque perfecto, con posesión y con otros recursos (como el juego directo) que le permiten sobrevivir sin ella, herramientas que convierten al equipo en un modelo menos predecible. Pero no basta. Porque Martino es un cultivador de la armonía. No vende. No grita. No descalifica. No ironiza. Va a contradirección del show mediático. El problema es cuando el análisis de trinchera, que solo entiende a la realidad en blanco o en negro, se apodera de la escena y piensa desde la bufanda o el interés político/comercial. Allí, no hay sitio para el periodismo. Ni