El insomnio del seleccionador
Las aguas poco a poco vuelven a su cauce en la concentración de la selección española. Las buenas sensaciones en el debut ante Portugal, pese al empate, han ayudado, así como el paso del tiempo, que siempre sirve de bálsamo. Una de las personas que peor lo pasó en las 24 horas que separaron el anuncio del fichaje de
Julen Lopetegui por el Real Madrid a su destitución y marcha de La Roja fue Fernando Hierro. El malagueño confesó que había estado tres noches casi sin dormir después de los momentos de enorme tensión que se vivieron en Krasnodar con la discusión entre Luis
Rubiales y Sergio Ramos por la decisión de prescindir del técnico. Hierro se encontró en medio de todo como director deportivo y le cayó el encargo de vestirse de corto para dirigir al equipo. El malagueño se tuvo que poner al día de los detalles técnicos y, sobre todo, del análisis de los rivales. Muchas horas sin pegar ojo por la responsabilidad que conlleva el cargo. Hierro sabe que la afición y la opinión pública pronto se olvidarán de Lopetegui, si no lo ha hecho ya, y las miradas estarán puestas encima de él. Por ahora, el nuevo seleccionador ha recurrido sobre todo al factor emocional, a convertir al equipo en una familia, pero el impulso emotivo es de corta duración y sabe que debe aportar también elementos futbolísticos. Frente a Irán se deben empezar a ver matices más claros de cuál es el estilo de Hierro. Si juega Thiago o Koke marcará o si lo hace Carvajal o Nacho. Saldremos de dudas sobre si su apuesta es más o menos atrevida en un partido crucial.