Sport

Liderazgos

- XAVI TORRES @xavitorres­ll

Sorpresas en la primera semana del Mundial. La campeona, Alemania, perdió en su estreno mientras que Brasil, España y Argentina no pasaron del empate. Solo Francia, entre las favoritas, ganó -con mucho sufrimient­o-. Eso sí, tras solo seis días de campeonato ya está abierto el debate sobre las estrellas.

Cuatro son, a priori, las estrellas del Mundial, por orden alfabético,

Griezmann (Francia), Messi (Argentina), Neymar (Brasil) y Ronaldo (Portugal). Solo el delantero francés ganó; el resto, empataron. Pero todos ellos son mucho más que resultados o goles así que es interesant­e observar sus comportami­entos.

Cristiano Ronaldo se mostró ante España más motivado que nunca. Su liderazgo en el Real Madrid es cuestionad­o por la mayoría ya que ven en Ramos el faro del grupo. Y eso le revienta por dentro. Futbolísti­camente, sobre todo al principio, quiso enseñar quién manda en Portugal pidiendo -y, por supuesto, recibiendo- balones en medio campo, aportación nula en el juego pero efectista de cara a la galería. Sin embargo, el portugués, a base de competitiv­idad -no hay otro como él- hizo un hat-trick y el país se arrodilló ante su dios mientras él se relamía en su ego. Ronaldo lidera con un espejo y muchos besos. Y ante España los obtuvo todos. Messi, en cambio, sigue batallando en Argentina contra el pasado y su leyenda perdedora. Para colmo, ante Islandia, falló un penalti. En el campo es el líder natural porque es el mejor y porque lo demuestra cada partido. Alguien debería recordarle al seguidor argentino, que ahora mismo está muy enfadado, que a este deporte se juega en equipo y que, de 11 jugadores, resulta que solamente uno da siempre la cara los 90 minutos, salga bien o mal el asunto. Y allí -que no aquí-, también siempre el mismo da todas las explicacio­nes oportunas. Talento sin espejo y sin besos. Curioso caso el suyo.

Y el de Neymar. Mal partido ante Suiza. Durante los cuatro años que jugó junto a Messi tuvo tiempo suficiente para aprender que la línea más corta hacia el gol es la recta. Sin embargo, el ‘10’ de Brasil, sigue enredándos­e sobre el terreno de juego en cuestiones colaterale­s que solamente lo alejan de la sensatez futbolísti­ca. Neymar debe crecer tácticamen­te o va a fracasar en su intento de asaltar el Balón de Oro. Sería una pena no aprovechar todo ese chorro de virtudes. Fuera del campo, ahí sí, sigue compitiend­o por quitar el espejo y los besos a otros. Finalmente, Griezmann forzó un penalti ante Australia que él mismo transformó pero a los 70 minutos fue sustituido. En un momento importante del partido, Deschamps lo envió al banquillo. Para su entrenador, el delantero del Atlético de Madrid es solo eso, un delantero. Buenísimo, pero sin suficiente peso psicológic­o en el grupo como para mantenerlo a toda costa en el césped. Deberá crecer para liderar sus proyectos deportivos de futuro.

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