Un suplicio para lavar la ropa en Krasnodar
▄ Aunque encontrar una lavandería pueda parecer baladí, no lo es tanto para los periodistas que llevan más de dos semanas cubriendo el Mundial. Lo primero es comentarlo en el hotel. Respuesta casi negativa. “No lavamos ropa interior”, nos repiten. Solo se ofrecen a lavar las camisetas, las camisas y los pantalones, pero da la sensación de que no están por la labor. “Tardaríamos bastante, ¿eh? Además, no lo hacemos en el hotel. Nosotros llamamos para que vengan a por ella. Si tienen prisa...”, nos comenta un recepcionista que trabaja en turnos de 24 horas. Preguntamos por una lavandería. “Shana”, nos comenta. Tras caminar 15 minutos al sol, solo vemos una valla derruida y un solar en la que quizá hubo una lavandería. Vuelta al hotel y nuevo intento. “Hay otra a un cuarto de hora caminando, se llama ‘Blesk’”, explica la misma recepcionista. Nos ponemos en marcha ¡a 36 grados!, pero una vez allí comprobamos que es una ‘jimicheskaya’ (tintorería). Y nos dan la misma respuesta que en el hotel. “Lavamos las camisetas y los pantalones”, nos dice una dependienta en ruso. “De todas formas, yo conozco una, ‘Snezhinka’’, pero está como a una hora caminando”, nos relata mientras explica una extraña combinación de autobuses y tranvías. Ahí me aseguro de que sea una ‘prachechnaya’ (lavandería), para que no nos cuelen otra ‘jimicheskaya’. Al final tomamos un taxi y nos encontramos bajo un puente sobre las vías del tren (ver foto). “¿Snezhina?”, pregunto. “Yo lavo mi ropa en casa”, nos contestan varias veces hasta que alguien conoce el lugar y nos lo indica. Por fin, la ropa está a bien recaudo y por fin hoy debería estar limpia... o no.
La clave: dar con una lavandería en la que laven la ropa interior ha sido como encontrar agua en el Sahara