El lógico enfado de Diego Costa
Diego Costa es el gran protagonista en la concentración de la selección española en Krasnodar. Ha marcado tres goles en dos partidos, está en racha y se ha consolidado como el delantero centro del equipo. Un rendimiento que en condiciones normales le situaría en el centro de atención mediático y su presencia ante la prensa sería constante. Los jugadores acostumbran a estar disponibles cuando son felices y tienen protagonismo en el equipo. Lógico. Sin embargo, Costa aparece en cuentagotas frente a los medios. Incluso, al término del partido ante Irán se marchó del Kazán Arena con cara de pocos amigos acompañado de un responsible de prensa de la Federación. Quería evitar como fuera el contacto con los periodistas. Los elogios están llegando tarde y le dura el enfado por las críticas que recibió antes de ni tan siquiera disfrutar de la oportunidad de jugar.
“No mete un gol ni en los entrenamientos”, fue una de las frases que tuvo que escuchar en algunos medios después de una sesión a puerta abierta a la llegada a Rusia. Los juicios fueron muy duros. La actuación de Aspas en el amistoso ante Túnez disputado en Krasnodar agitó aún más la simpatía que despierta el gallego. Su juego es más vistoso que el del hispano-brasileño y en muchos sectores se pidió su titularidad. Hierro mantuvo la determinación de Julen Lopetegui y situó a Costa como titular ante Portugal. Su oficio en este tipo de envites generaba confianza. El jugador del Atlético compitió como hacen habitualmente los guerreros de Simeone y marcó dos goles. Frente a Irán, contra seis defensas rodeándole, supo buscarse la vida para anotar un gol, ni que sea de rebote. Costa ha respondido, pero no le apetece hablar. Su resquemor es comprensible. Prefiere volver a responder en el campo.