Mínimo título, máximo ego
Tremendo el desprecio que Cristiano Ronaldo hizo a su compañero Bernardo Silva cuando se anunció su reconocimiento como mejor jugador de la Nations League. Si el rostro es el espejo del alma, quedó demostrado que en el alma de CR7 hay más envidia que generosidad. Todos felicitaron al jugador del City, todos menos Cristiano, que le tenía a su lado. Y es que hay cosas que no cambian por mucho tiempo que pase, muchas veces que se haya cometido el mismo error o mucho empeño que los medios afines pongan para maquillar el mal carácter de una persona: Cristiano solo piensa en sí mismo y ni la alegría de un compañero es motivo de satisfacción para él, si esa alegría es a costa suya. La enésima prueba
es el ninguneo a Bernardo Silva, pero habrá más como tantas ha habido antes. Su ego es enorme, incontrolado y es una verdadera pena que a veces deje en segundo plano su gran calidad futbolística, que la tiene, aunque esta temporada no haya sido precisamente la mejor de su carrera. Tal vez por eso, para maquillar que acaba de firmar su peor campaña goleadora de los últimos diez años, necesitaba ser el MVP de la Nations League y presentarlo como credencial a su candidatura para el Balón de Oro que él mismo ya defiende: “Ahí está mi triplete: Serie A, Supercopa y Nations League”, dijo sin el menor recato. La cuestión no merece más comentario que insistir en la realidad: aunque le duela, un título menor no justifica quedar retratado por su máximo ego.