Sandro Rosell: 6.500 km. hacia la libertad
Sandro Rosell ha vuelto a la vida normal, aunque es consciente de que ya nunca va a ser lo mismo. Sigue pensando que fue objeto de una confabulación y cree que tarde o temprano acabará sabiendo qué mano meció la cuna
En 12 libretas recogió sus vivencias y las conversaciones con otros presos como Bárcenas
Dedica el día a escribir un libro sobre su paso por la cárcel: “Quiero tenerlo listo para Sant Jordi”
Se volcará en su promoción ya que quiere que sea un éxito de ventas. Lo recaudado irá a fines sociales
Han transcurrido ciento nueve días desde la puesta en libertad sin fianza de Sandro Rosell. Y cincuenta y cuatro de su absolución, a falta de que se conozca si la Sala de Apelaciones de la Audiencia Nacional acepta el recurso de la Fiscalía, que solicita la repetición del juicio. Atrás quedaron veintiún meses privado de libertad y una de las prisiones preventivas más largas de la historia judicial española por imposición de una de las magistradas más polémicas de la judicatura, Carmen Lamela. Para muchos letrados, la suya, una decisión indecente e injusta a la luz de las pruebas. A día de hoy, que se sepa, nadie se ha disculpado, nadie ha pedido perdón y los afectados, Sandro Rosell y Joan Besolí, siguen preguntándose: ¿Por qué esa persecución? ¿Qué mano o manos mecieron esa cuna?
Sandro Rosell ha vuelto a la vida normal, aunque ya nunca más volverá a ser mismo. Instalado en su domicilio particular, el mismo del que salió en el furgón de la Guardia Civil el 24 de mayo de 2017, se obliga a mirar hacia adelante, sin poder evitar abrir interrogantes que se repiten en su interior: ¿Quién avisó a los medios de comunicación que llegaron antes a su casa que la propia Benemérita? ¿De quién eran los fajos de billetes que exhibieron en el video del registro
y enviado a las televisiones y que no eran suyos?
Tanto Rosell, su socio Besolí y el resto de acusados que fueron absueltos en la causa, están absolutamente convencidos de que alguien muy poderoso escribió el guión de esa operación. Y surgen nombres que, por razones obvias, deben quedar ocultos en la esfera más privada.
Aún no ha decidido si, una vez se cierre de forma definitiva este capítulo, pedirá la máxima compensación económica posible para resarcir el daño causado... si es que eso es posible. Tiene que acabar de hablarlo con su equipo de abogados, con Pau Molins a la cabeza. En cualquier caso, si pusiera esa demanda compensatoria por daños y perjuicios y ganara, no se quedaría con el dinero, fuera mucho o poco. Lo destinaría a fines sociales.
ABRUMADO Hoy Sandro Rosell es un hombre absolutamente abrumado. Las muestras de cariño y afecto que recibe diariamente en la calle, de gente anónima, le ponen la piel de gallina. Muchos barcelonistas le animan a que vuelva a presentarse a la presidencia del FC Barcelona, algo que Sandro recibe como un halago, pero que descarta, al igual que su familia. Solo hay un hipotético caso en el que podría llegar a planteárselo, pero ese supuesto se lo guarda para sus adentros.
El día a día del ex presidente del FC Barcelona es muy sencillo: familia, amigos, deporte… y escritura. Sandro dedica muchas horas al día a poner en orden las doce libretas de apuntes y pensamientos que escribió en las cárceles de Soto del Real y Brians 2. En su cautiverio tuvo la disciplina y el sacrificio de escribir cada día, sin saltarse ni uno solo, durante una hora. En esas hojas recogía experiencias propias, ajenas, cosas que veía, que oía y sobre todo conversaciones con otros presos, algunos anónimos y otros tan famosos como Bárcenas, Rato, Jordi Pujol Ferrusola y los presos políticos catalanes, Oriol Junqueras, Raül Romeva, Joaquim Forn, Jordi Turull, Josep Rull, Jordi
Sánchez y Jordi Cuixart.
Una persona muy cerca a Sandro que ha tenido la oportunidad de leer la primera hoja de lo que después será un libro, me dijo días atrás: “Se me pusieron los pelos de punta y me entraron ganas de llorar”. Rosell escribe el libro personalmente en ordenador. Nadie le ayuda. Su idea es que esté en todas las librerías de Catalunya y de España (habrá dos versiones), antes de la Diada de Sant Jordi de 2020. Hará todos los esfuerzos necesarios para llevar a cabo la mejor promoción posible, de ahí que muy probablemente concederá entrevistas a todos los medios de comunicación que le requieran. Sandro desea que el libro sea un éxito de ventas porque cada euro que recaude irá destinado a dos asociaciones. Una de ellas, la que ayuda a dar la mejor asistencia letrada posible a presos sin recursos.
EL TÍTULO DEL LIBRO Será el segundo libro de Rosell después de ‘Bienvenido al mundo real’, publicado en abril de 2006 y donde recogía las desavenencias con la junta directiva de Joan Laporta. ¿Cómo se titulará la nueva obra? No lo sabe todavía. Una buena pista podríamos encontrarla en uno de los hábitos que seguían Rosell y Besolí a rajatabla en Soto del Real. Después de las primeras semanas de adaptación y de pasar de un módulo a otro, pasaron a compartir juntos la misma celda hasta que les fue concedido el traslado a Brians 2. En el patio de su módulo había una pista polideportiva, de balonmano y fútbol sala, cuyo perímetro Sandro y Joan recorrían cada tarde durante más de una hora. Así, durante más de un año. Cada día contaban las vueltas que daban alrededor de la instalación. Una simple multiplicación les permitió llegar a la conclusión de que hicieron ¡6.500 kilómetros! durante el tiempo que permanecieron en Soto del Real. Una distancia equiparable a ir desde Barcelona a San Petesburgo (Rusia) y volver.
Un tiempo en el que, entre otras muchas cosas, el presidente más votado en la historia del FC Barcelona también se dedicó a contestar pacientemente una a una, de su puño y letra, las 3.000 cartas que recibió. ¡Respondió a todo el mundo! Una actividad que le permitió estar ocupado y percibir intensamente el cariño de la gente.
Durante los 19 meses que estuvo en prisión contestó una a una las 3.000 cartas que recibió