Las elecciones, en marzo
Para el día 7, dicen. No hace falta debatir más sobre la conveniencia o no del aplazamiento porque las posiciones de los tres candidatos están muy claras. Les tocará seguir explicando programas y desarrollando sus estrategias, cada uno la que considere más oportuna. Y si puede ser, proponiendo proyectos más que descalificando los de los demás. Esto último lo sabe hacer cualquiera. En este tramo de elecciones la que ha vuelto a quedar en evidencia es la imagen del club. La batalla de las firmas ha exhibido el escenario prehistórico en el que se mueve la entidad, obligando a los precandidatos a buscarse la vida en Navidad y Reyes; destapando la existencia de paquetes de carnets controlados por unos pocos y que se usan de manera fraudulenta; documentos con papel carbón de por medio con garabatos que son pero que no se corresponden con los que deberían ser; cajas de cartón para llevar los tesoros de aquí para allá con boletos que cambian milagrosamente de candidato sin la intervención del Mago Pop, y precandidatos que no entregan sus firmas o las rompen en la misma cara de los pacientes trabajadores del club. Aunque parezca mentira, esto es Barcelona, enero de 2021, en pleno siglo XXI.
Y un último apunte. No, el problema no ha sido la moción de censura contra Josep Maria Bartomeu. ¿O es que ver cómo está el club no es motivo suficiente para promoverla? La democracia jamás es un problema.