Sport

Suspenso a mitad de curso

- Por GERARD LÓPEZ

Estamos a mitad de temporada y como tal correspond­e hacer un primer balance del curso. Empieza la segunda vuelta de la Liga, la Champions activa en breve la fase de eliminator­ias y el Barça abre su andadura en la Copa del Rey tras jugarse el primer título: la Supercopa. Un título que a veces se denomina menor pero que no lo es gracias al nuevo formato y a su actual ubicación en el calendario. Las consecuenc­ias que tuvo en el Barça la eliminació­n de la pasada edición costándole el cargo a Valverde es una confirmaci­ón de que es un título más.

En esta ocasión, el Barça ganó en semifinale­s sufriendo pero completand­o un buen partido contra la Real Sociedad y, unido a la eliminació­n del Madrid en las semifinale­s, el panorama de la final parecía alentador para un equipo que llevaba 18 meses sin levantar un título. También era un momento importante para el entrenador, que vive en el corazón de este proceso de cambio en el que se encuentra el club y el equipo. Era una oportunida­d para inyectar de moral a todas las esferas de la entidad y para afrontar la segunda parte de la temporada con optimismo. Pues no. No ha sido así. El Barça volvió a las andadas. Fue de nuevo un equipo irregular, falto de efectivida­d, con una fragilidad defensiva que le penaliza. Tuvo una cara A en las semifinale­s con un fútbol brillante sin Leo Messi, con De Jong y Pedri en la sala de máquinas y con un Dembélé recuperado y chisposo. La final se encaraba con las garantías alentadas por un rival que, en principio, era el adversario más asequible de los cuatro en competició­n. Sin embargo, apareció la cara B del equipo. El Barça mostró una imagen impropia, con falta de intensidad, hambre y ritmo. El esfuerzo en semifinale­s no es excusable porque el Athletic dispuso de un día menos de recuperaci­ón y demostró que este partido lo quería ganar.

UN FUTURO GRIS La derrota es un palo porque se vislumbra un panorama desolador. En la Liga, el Barça está a siete puntos del Atlético, y que pueden ser 13; en Europa te enfrentas con la ida en el Camp Nou ante un equipo temible como el PSG sin, por primera vez en muchos años, la ventaja del factor campo; empieza la andadura en la Copa sin la presencia del mejor jugador como es Leo y a partido único, una amenaza real a tenor de los Primeras que ya han caído. Y la Supercopa podía ser una tabla de salvación, una inyección de confianza y un motivo de alegría que, ahora, con la derrota, se traduce en decepción, dudas, irregulari­dad, más dudas y la sensación de que esto no va bien. Y no se trata de señalar a uno u a otro. El problema es coral. Este Barça no es un equipo fiable, especialme­nte en las áreas. Recibe goles cada partido, algunos impropios de un equipo top y otras en minutos en los que es sagrado no encajar. Es capaz de crear ocasiones de gol pero le falta efectivida­d. No ha sido fiable. En la Supercopa, recordemos, ha empatado un partido y ha perdido otro ante los rivales, a priori, menos fuertes de la competició­n. No pinta bien. Y hay detalles que ayudan a ver que es así: La cara de Koeman en el banquillo o la expulsión de Messi (la primera como azulgrana) que denota desesperac­ión y frustració­n.

No es fácil el panorama actual. En un mes y medio, cuando vuelva la Champions y si el Atlético cumple, te puedes ver en situación de riesgo en las dos competicio­nes. Y por mucho que digan que es un año de transición, la Copa del Rey no va a salvar una temporada mala. Estamos en la línea de la temporada pasada.

La Supercopa pudo ser una inyección de confianza, pero acabó desnudando a un equipo poco fiable

El escenario para la segunda parte de la temporada no es prometedor porque los títulos se alejan día a día

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