El renacer de Ousmane
El delantero francés atraviesa su mejor momento deportivo y personal, lo que le está permitiendo disfrutar de su profesión como no lo había hecho desde hacía muchos años. Una gran noticia para el Barça que entrena Ronald Koeman
El míster Quique Setién lo predijo a finales de enero de 2020, nada más aterrizar en Barcelona: “Ousmane se va a salir, seguro”. Y así ha sido, aunque no en los tiempos previstos por el técnico cántabro, que ya no está en el club y no lo puede disfrutar desde el banquillo. Han tenido que pasar cuatro años para ver la mejor versión del francés en el Camp Nou. Atrás han quedado sus impuntualidades, fruto de una vida personal poco ordenada.
Dembouz ahora se alimenta bien y descansa mejor y, gracias a ello, se acabaron los viajes a Finlandia para visitar al doctor Sakari Orava.
O a Doha para recuperarse.
Dembélé, en su cuarta temporada en el Barça, ha dejado de ser un futbolista de fogonazos. Regular y decisivo, se ha convertido en uno de las referencias del equipo. SU PRECIO, UNA LOSA Leo Messi fue el primero que se abrazó a él tras marcar un gol que no sirvió para ganar nada, pero sí para evitar perderlo. El momento era delicado y LaLiga se alejaba casi definitivamente hasta que Ousmane logró su décimo gol esta temporada, un tanto que puede acabar valiendo un título. Para eso firmó en verano de 2017 por el Barça procedente del Borussia Dortmund. Fiel a su personalidad impredecible, no ha sido hasta esta campaña, paradójicamente una de las más complicadas de los últimos tiempos, cuando el delantero ha empezado a mostrar la regularidad necesaria para ser fiable. El cambio sufrido por el jugador es evidente y, de hecho, empieza a acercarse a los números que le permitieron vestirse de blaugrana y que convencieron al Barça de pagar un traspaso de 120 millones más 30 en variables. Ha sido precisamente esa cifra la que ha acompañado a Dembouz desde que llegara a la Ciudad Condal como una losa. Su alto traspaso ha sido motivo de crítica durante sus largas ausencias por lesión, pero, sobre todo, por su falta de profesionalidad durante los dos primeros años. Cada vez que había lío, los 120 millones añadían más presión al futbolista. También eso esta temporada ha pasado a mejor vida. Goles decisivos como el de la Copa ante el Sevilla o el Valladolid validan su precio.
SIN RASTRO DE LESIONES La temporada 2016-2017, la última en Alemania, Dembéle jugó el 96% de los partidos disputados por su equipo y solo dejo de participar en dos encuentros. A nivel de minutos, jugó casi el 73%, un total de 3.387.
Ousmane está lejos de igualar esos registro, pero ya ha marcado los mismos goles, un total de diez. Eso sí, en su última campaña en Dortmund repartió veintiuna asistencias, por las cuatro que suma en la 20-21. Esta temporada, la mejor desde que llegó al Barça, ha disputado 36 de 44 partidos, un 81,8%, aunque el porcentaje, si no pasa nada, seguirá creciendo. De momento ya son 24 partidos consecutivos jugando, algo que no había ocurrido nunca desde su llegada. El mejor dato, sin embargo, no está en los goles ni en las asistencias, sino en los pocos partidos que se ha perdido esta temporada por lesión, una gran mejoría respecto a las anteriores. En el mes de diciembre pasado sufrió una elongación en los isquiotibiales de la pierna derecha en Cádiz. Se perdió cinco partidos. Nada que ver con los 38 de la temporada anterior, donde solo jugó el 10,71% de los minutos posibles, o los 27 de su primer año en el Camp Nou. La 2019-20 fue, sin duda, su peor temporada: solo marcó un gol (en LaLiga ante el Sevilla
Ha recuperado el brillo que exhibió en el Dortmund, donde convenció al FC Barcelona de su fichaje
Encadena 24 partidos jugando, su mejor racha desde que llegó al Camp Nou hace cuatro campañas
Está a solo cuatro goles de su mejor marca como blaugrana, los 14 marcados en la 2018-2019
en casa) y no dio ninguna asistencia. Lo peor ya ha pasado.
Dembélé ha entendido que el talento, si no se le acompaña de un estilo de vida cien por cien profesional, no sirve de nada. CAMBIO DE HÁBITOS Mickael Naya fue su chef personal entre agosto y diciembre de 2018. En una entrevista a `Le Parisien' comentó que “no tiene su vida entre sus manos. Vive con su tío y su mejor amigo, que no se atreven a decirle nada. Es una vida chocante. No he visto nunca alcohol, pero no respeta sus ciclos de reposo, no hay ninguna estructura profesional alrededor de él”. De hecho, Dembélé tuvo que pagar muchas multas por llegar tarde o, incluso, ausentarse de algún entrenamiento. Algunas noches se las pasaba jugando a los videojuegos. Pero todo eso ya es historia. El propio jugador lo explicaba cuando llegó a los cien partidos como blaugrana: ”Lo he cambiado todo”. Y así es. Desde la forma de entrenar