Entrenamiento blanco, conos rojos

OBRA Y GRACIA DE TONI KROOS.

En el recuerdo, Kiev. En la memoria, recuerdos agolpados: el golazo de Bale, la cantada de Karius, el adiós de Cristiano y la lesión de Salah. El Liverpool llegaba a Madrid con ganas de revancha y el Madrid, dispuesto a repetir laureles. En una esquina, el mito de Zidane. En la otra, el carismático Klopp. Con ambos bandos lastrados por la ausencia crítica de sus centrales titulares (Ramos-Varane y Van Dijk-Gomez), blancos y “reds” midieron fuerzas. Antes de jugar, Klopp rajó de Valdebebas: “Esto parece un campo de entrenamiento”. El alemán estaba en lo cierto. Parecía un campo de entrenamiento y lo fue. Uno sin público, con el Madrid convirtiendo a los suyos en conos. Con Kroos como mariscal de campo y un Vinicius estelar, el Madrid se merendó al Liverpool a base de rapidez, fútbol exquisito y contundencia. Zidane le comió la tostada a Klopp, el Madrid apuñaló la espalda del Liverpool y el madridismo volvió a soñar con su competición fetiche. La herida de Kiev sigue sin cicatrizar para Klopp y a la hora de la verdad, la Champions destroza cualquier favoritismo: el Liverpool parece que sí, pero no; y el Madrid parece que no, pero sí. En un partido impecable, el Madrid hizo añicos a los `reds'. Por obra y gracia de Kroos. En el horizonte, un clásico ante el Barça de Messi.

GUARDIOLA Y EL MURO DE HAALAND.

Pep ante Erling. Guardiola frente a Haaland. City contra Dortmund. La estrella noruega, pretendida por media Europa y máximo realizado de la Champions se medía al equipo de su padre, vieja leyenda “citizen”. El City de Guardiola afrontaba su particular muro continental: los cuartos de final. En tres de cuatro intentos, el equipo de Pep mordió el polvo (Liverpool, Tottenham y Lyon). Esta vez, la escuadra de los petrodólares dio un paso adelante para cruzar el Rubicón europeo. El gol, en el último aliento, fue de Foden y el primer asalto fue para los de Pep. Para saber si superan el muro de Haaland habrá que esperar al veredicto final en Renania.