Muy por encima de las expectativas

▄ Cuando Geovanni Deiberson se presentó como jugador del Barça, se dijo de él que era capaz de “chutar como Rivaldo y centrar como Figo”. Algo similar ocurrió con otro brasileño, Renaldo, que aterrizó en el Deportivo de La Coruña con un discurso ambicioso: “soy como Ronaldo pero con `e', tengo la misma velocidad, el mismo dribbling y la misma llegada”. No hace falta recordar que ninguno triunfó. Marcarse unas expectativas demasiado altas es el primer paso para fracasar: suele ocurrir cuando un jugador irrumpe con fuerza en un equipo. Se le compara rápidamente con alguien y ahí comienzan los problemas porque la realidad casi nunca está a la altura. Salvo en algunos casos.

CONTRA EL ESPEJO DE POGBA Ilaix Moriba puede ser uno de esos casos. Parece dispuesto a romper tópicos y moldes: se le compara con Pogba, pero juega como si no tuviera referentes (Pogba, por cierto, aún no había debutado en Primera a los 18 años que ahora tiene Ilaix).

Casi nadie contaba con Ilaix porque no responde al típico perfil de La Masia (es un futbolista vertical y con un potente disparo lejano), pero él se empeña en exprimir sus minutos al máximo, ser competitivo como pocos jugadores de su edad y además, demostrar un carácter que le puede llevar muy lejos. Como se suele decir, `ponga un Ilaix en su equipo' y estará más cerca del éxito. Quizá no ahora ni mañana, pero sí a medio plazo. Verlo en un clásico, en los minutos decisivos, plantando cara a Casemiro, defendiendo a Messi y golpeando el balón con tanta fuerza en la última jugada del partido es un síntoma extraordinario. Puede que Ilaix no sea un virtuoso del balón, pero el Barça necesita jugadores con un plus de carácter como él.

La clave: Ilaix rompe moldes: casi nadie contaba con él y su perfil no es el típico del `ADN Barça'