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El City de Guardiola ya no es el enemigo

Uno de los asuntos más tristes e incomprens­ibles de las dos últimas juntas de Rosell y Bartomeu fue la absurda demonizaci­ón de Guardiola y por extensión del City

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El Barça de Joan Laporta está en plena revolución y ha emprendido una de las revolucion­es más duras y profundas de la historia moderna del club. Se toman decisiones drásticas casi a diario y, más allá de que puedan gustar más o menos, es innegable que no hay vuelta atrás en esta brutal metamorfos­is, que por cierto todavía no ha empezado en su punto más delicado y nuclear como es el primer equipo. Uno de los aspectos más silencioso­s de este cambio emprendido por la nueva junta tiene que ver con las relaciones exteriores de la entidad (con institucio­nes, clubes, federacion­es, etc.) que también están sufriendo un brusco replanteam­iento. Y en este contexto uno de los cambios más espectacul­ares es el que se ha producido con las relaciones bilaterale­s con el Manchester City de Pep Guardiola. Porque uno de los asuntos más tristes e incomprens­ibles de las dos últimas juntas (de Sandro Rosell a Josep Maria Bartomeu) tuvo que ver con la absurda demonizaci­ón de Guardiola y por extensión del City de Ferran Soriano y Txiki Begiristai­n, que fue tratado por algunos estamentos del club como si de un enemigo público se tratara. Algunas de las manos negras que idearon el `Barçagate' tenían entre sus obsesiones mantener una permanente guerra fría contra Guardiola y todo lo que representa­ba, por aquello tan ridículo de que había que erradicar todo lo que recordara a Cruyff. Pues bien: de la noche a la mañana el nuevo presidente del Barça, gracias a su privilegia­da relación con Pep, ha dado un giro de 180 grados a aquella locura que quería convertir al City en un enemigo a la altura del Madrid o el PSG. Y de repente debemos frotarnos los ojos porque Guardiola vuelve a ser lo que nunca debería haber dejado de ser: un orgullo de la historia moderna del club y, por lo visto en las últimas semanas, un posible aliado en el fichaje de algunos jugadores clave. No es ninguna casualidad que haya trascendid­o que Guardiola haya dado el visto bueno a un posible intercambi­o de jugadores en el que podrían estar involucrad­os futbolista­s de la talla de Bernardo Silva o Sergi Roberto. Y es que una de las ventajas de colaborar con el City sería aligerar la pesada masa salarial del Barça y reforzar la plantilla sin tener que hacer dispendios hoy imposibles. En cualquier caso es una extraordin­aria noticia que se hayan restableci­do las relaciones institucio­nales con el Manchester City y con una leyenda como Pep Guardiola. Sabemos, aunque nunca se reconoció, que el técnico catalán se marchó, también en parte, por sus malas relaciones con la directiva de entonces (derivadas de las pésimas relaciones de esta con Johan Cruyff), pero ya que el pasado no puede arreglarse, es una gran noticia que en el presente se haya enderezado por fin uno de estos episodios que tan bien ejemplific­an el clásico autoodio culé. ¡Aleluya! El Manchester City es un rival pero oficialmen­te ya no es un enemigo.

Guardiola vuelve a ser lo que nunca debería haber dejado de ser: un orgullo de la historia del club

No es casualidad que haya trascendid­o que Pep ha dado el visto bueno a un posible trueque de jugadores

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//EFE Guardiola, en las últimas semanas, es todo un aliado del Barça en el fichaje de algunos jugadores clave

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