Sport

REPORTAJE OLÍMPICO

Carlos Llavador defenderá el pabellón español en esgrima durante los próximos Juegos de Tokio

- ÀNGELS FÀBREGUES VALENTÍ ENRICH (FOTOS)

Carlos Llavador nos cita en la Sala de Armas de Madrid en el Estadio Vallehermo­so, club donde empezó todo. Allí, animado por sus compañeros del colegio, probó por primera vez el deporte que le acabó atrapando. “Era el pequeño y siempre gusta estar con mayores. “Cuando en la primera competició­n importante me dieron el chándal, la mochila y demás fue un gran estímulo y además ganamos una medalla. Ello me motivó mucho”. De aquello hace ya muchísimos años, como también de que la esgrima española no va a unos Juegos. La última vez fue en Pekín 2008 cuando José

Luis Abajo `Pirri' ganó el bronce. Desde entonces el desierto. No lo tuvo

fácil Carlos

Llavador, cuando al principio no recibía ayudas federativa­s, pero el madrileño es terco y sabía que el nivel estaba y conseguirí­a cosas

grandes. Se arriesgó y ahí está, trece años después consigue clasificar a un español para unos Juegos: “Es bastante responsabi­lidad, pero estoy feliz por haber conseguido tener representa­ción después de dos ciclos sin esgrima. Veníamos sufriendo en el deporte con recortes y demás y por lo menos ahora nos quitamos la espinita y podremos competir en unos Juegos”.

Llavador sufrió lo indecible porque su clasificac­ión no dependía de él, sino de los resultados de dos rivales.

Carlos nos explica lo mal que lo pasó: “Empezó trece meses antes cuando durante la clasificac­ión olímpica conseguí ganar la penúltima prueba y me ponía a unos 25-26 puntos de los otros dos rivales directos. Justo el día antes de la última competició­n nos cancelaron la prueba por la pandemia. Fueron pasando los meses y la incertidum­bre era total, no sabíamos si habría Juegos, si mantendría­n el sistema de clasificac­ión, cuándo se programarí­a la competició­n. Sufrí durante 13 meses hasta que la final teníamos fecha de competició­n. Era la última prueba. Yo tiré muy mal el primer día, me eliminaron y los únicos dos rivales que me podían pasar se clasificar­on para al tablón principal. Tenían que hacer podio para pasarme. Yo estaba con el estómago cerrado desde el viernes, no podía dormir, no podía comer, y ellos iban pasando rondas. Al final uno de ellos se eliminó en tablón de 16 y el otro entró al tablón de ocho. Si ganaba iba él a los Juegos y si perdía iba yo. Estaba super nervioso y al final salió bien. ¡Nunca había animado tanto a un japonés!”.

Carlos es plenamente consicente de que los Juegos de Tokio “van a ser raros porque va a ser todo muy cerrado, muy limitado”, pero ello no le quita la ilusión de competir en ellos. “Es toda una vida soñando con ir a unos Juegos. Además, voy a tener bastante apoyo

porque soy el único representa­nte así que toda la esgrima va a estar apoyándome y espero que acabe bien”. En su momento, el tirador madrileño optó por irse a vivir a Frascati (a 30 kilómetros de Roma), la cuna de la esgrima italiana, para entrenar en “el club que tiene más nivel del mundo”. La decisión se convirtió en una gran transforma­ción de Carlos Llavador, sobre todo a nivel mental: “Estar allí todos los días y ver que puedes ganar a los mejores te sube la autoestima y ganas confianza. Este cambio de mentalidad es muy importante”. El esgrimista madrileño, de 29 años, tiene muy claro qué debe hacer en Tokio y cuáles son los objetivos: “Voy a ir a disfrutar seguro porque solo así consigo mi mayor nivel. Si consigo disfrutar voy a por todas porque es lo que más me gusta. Cuando sales de la pista sabiendo que has dado el 100% y que buscas de donde sea la energía para poder meter un tocado más que el otro y poder ganar es cuando las cosas van mejor”.

Hay un tema que preocupa a Llavador pues compitió en la Copa del Mundo de Japón y vio que la iluminació­n no era suficiente y “me quedé muy rayado con eso porque me descentró mucho. En parte es bueno porque aprendí la lección y ahora entreno con distintas intensidad­es de luz para que no me afecte”. Reconoce que su peor enemigo “son las dudas. Dudar en combate hace que no realices esa acción al 100% y no toques”, esplica, por el contrario, su mejor aliado es que “soy un luchador, nunca me doy por vencido, siempre lucho hasta el final”.

Cuando `Pirri' ganó la medalla Llavador era un chaval de 16 años así que apenas coincidier­on, pero sí que están en contacto con el que ahora es el presidente de la Federación Española: “Nos reunimos para hacer la planificac­ión y me dio consejos de cómo él había preparado los Juegos”. Como en todo deporte de combate la preparació­n mental es primordial y Llavador está preparado: “Lo he trabajado mucho”.

Mi peor enemigo son las dudas y mi mejor aliado es que siempre lucho hasta el final

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