¿Y ahora quién se acuerda de los del Madrid?
Por penaltis. Con sangre, sudor y lágrimas, pero en semifinales. La selección española logró otra clasificación histórica y recupera los años de oro que comenzaron de la mano de Luis Aragonés al frente de la Roja. A partir de aquí puede pasar de todo, pero que nadie dude de que Luis Enrique ha conseguido construir algo grande para el futuro. Luchando con sus convicciones y aguantando chaparrones de un entorno hostil, el entrenador ha demostrado que el equipo está por encima de todo y que aquí solo juegan los futbolistas que estén más en forma. Como hizo Aragonés, el asturiano ha acabado con amiguismos, peloterismos y enchufes varios para ir a muerte con los que considera que pueden darle el éxito. Y nadie puede quitarle la razón. Porque estos chicos matarían por su seleccionador y están a un paso de la gloria.
No ha tenido un camino fácil esta selección desde el inicio. Desde que Luis Enrique dio una lista en la que no incluía a ningún jugador blanco. Que si Sergio Ramos, que si Nacho, que si Marco Asensio. Como sucedió en el 2008, cuando Aragonés apeó a Raúl de la Eurocopa, el seleccionador se ha convertido en blanco de críticas y da la sensación de que se espera cualquier traspié para pedir su cabeza. Pues, aquellos que han ido a por él deberán esperar unos añitos porque Luis Enrique se ha ganado ya la continuidad y la confianza. Ya no solo de la Federación, sino de todo un país. Porque tiene muchísimo mérito llegar donde ha llegado sin una figura clara, revolucionando la convocatoria con jugadores jovencísimos y apostando por el fútbol de toque y posesión.
No merecían irse a casa por nada del mundo y los penaltis hicieron justicia. Al equipo y a un tremendo Unai Simón que ya se ha convertido en un auténtico héroe. Tiene mucho mérito levantarse cuando no lo tenían de cara y ejemplifica el carácter desacomplejado de un equipo que llegó sin hacer ruido y que puede irse con el premio gordo para casa. Están solo a dos pasos.