Sport

La tarjeta VISA de Jordi Alba

- JOAN VEHILS

Hace unas semanas los jugadores del primer equipo del Barça fueron a comer a un conocido restaurant­e de Barcelona. Brindaron por la temporada en una de esas arengas que los futbolista­s hacen de vez en cuando para crear buen rollo y automotiva­rse. Disfrutaro­n de un exquisito menú y consumiero­n algunas botellas de champagne inalcanzab­les para la mayoría. La cita se alargó horas y no faltó de nada. Así que a la hora de pedir la cuenta, los más jóvenes se miraban de reojo entre ellos. Sin embargo, es tradición que en esos primeros encuentros sean los más veteranos los que paguen la cuenta. Antes lo hacían a escote, pero las últimas veces se han adjudicado el ágape jugando a lo que ellos llaman la ruleta rusa. Los doce más veteranos depositaro­n su tarjeta VISA en un jarrón y una mano inocente sacó una tarjeta. La factura era muy alta. Más de 5.000 euros y la tarjeta escogida fue la de Jordi

Alba Ramos. Cuentan, porque esta historia se la explicó Gerard Piqué a su socio

Ibai en una de esas conversaci­ones tan interesant­es como interminab­les, que el lateral pagó sin rechistar.

Les cuento la anécdota porque uno tiene la impresión de que hay futbolista­s que ya no les motiva el fútbol como hace años. Y parece comprensib­le que jugadores que lo han ganado todo, que han jugado cientos de partidos y que han disfrutado de unos sueldos desorbitad­os no tengan las mismas ansias de ganar y competir que cuando empezaban. El problema es que eso se nota y en algunos partidos resulta determinan­te. El problema del Barça ahora es de técnico y plantilla. De entrenador porque los futbolista­s saben que no tiene su futuro asegurado, y eso a Koeman le hace perder autoridad, y de los jugadores porque a una parte de ellos no les motiva competir sabiendo que tienen escasas opciones de lograr grandes éxitos . No tengo dudas del discurso que realizaría Pep Guardiola si se hiciera cargo del equipo. En rueda de prensa aseguraría que este año solo optarían a clasificar­se para la Champions, el segundo intentaría lograr algún título y el tercero buscaría la Liga. Guardiola no vendrá, pero alguien o los que mandan en el club, o sea Laporta, Yuste, Alemany, Cruyff y Koeman, deberían hacer esta reflexión en alto. La afición si ve que hay una apuesta real por los jóvenes lo entenderá y quizá lo aplauda. Si los culés creen que no hay temporadas de transición y piensan que estarán en cuartos o semis de la Champions puede que la crispación vaya in crescendo. Los veteranos han dado mucho a este club, pero deberían ser los primeros en sumarse al discurso y asumir sus limitacion­es. Con la VISA compran lo que quieren, pero no les alcanza para adquirir el espíritu de sacrificio de cuando eran jóvenes.

El lateral abonó más de 5.000 euros en la última comida de la plantilla

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