Despedida agridulce en Arabia
Los jugadores del Barça acusaron el golpe de la derrota ante el Real Madrid en la Supercopa porque tuvieron el pase a la final muy cerca; caras largas, pero también el convencimiento de que este es el camino a seguir
La expedición azulgrana abandonó ayer el Hotel Narcissus de Riad pasadas las 09.30 horas de la mañana en horario de Arabia Saudí con caras largas, que reflejaron el cansancio, tanto físico como psicológico, de un clásico intenso en el que los azulgranas merecieron mucha mejor suerte. El resultado, sin embargo, les deja fuera del actual formato de la competición a las primeras de cambio. A quien se vio más afectado fue el presidente Joan Laporta. Salió poco antes de las 09.30 hacia el autocar de los directivos y aguantó estoicamente unos diez minutos hasta que salió el vehículo rumbo al aeropuerto de Riad, donde esperaba un largo viaje de regreso a Barcelona.
REMEMORANDO EL PARTIDO
Laporta, con el rostro muy serio, no habló ni un instante, se sentó en primera fila y con la mirada perdida en el horizonte, rememorando las acciones de un partido intenso que ha devuelto el orgullo. Pero al fin y al cabo fue una derrota contra el Madrid y al presidente le dolió, y mucho. Había depositado muchas esperanzas en el partido, en la “fuerza de la juventud” como él mismo había dicho el día antes.
Los jugadores salieron después, uno a uno, algunos con la capucha puesta pese al fuerte calor, como Ansu, autor de un golazo en su reaparición,
Gavi, que jugó muy buen partido o
Umtiti, quien pese a su reciente renovación, no estuvo ni en el banquillo ante los blancos. Ferran Torres fue de los primeros en acceder al autocar, Piqué lo hizo a pasos rápidos y en solitario, mientras que Ter Stegen saludó a los únicos dos seguidores que se acercaron al hotel.
Laporta estuvo varios minutos en el autocar de directivos sin hablar y con el rostro muy serio
SENTIMIENTOS ENCONTRADOS Tras el partido, el vestuario local del KIng Fahd Stadium reflejó los sentimientos encontrados de la plantilla. Sobre todo hubo impotencia y rabia por haber tenido muy cerca doblegar al Real Madrid y dar un golpe encima de la mesa. Lamentaron los errores que propiciaron los goles blancos, pero también hubo ánimos y palabras de que este es el camino a seguir.
Ter Stegen fue el único jugador que saludó a los dos seguidores culés que se acercaron al hotel