El Barça sale del letargo
Un partido muy difícil gestionar mentalmente. El Barça llegaba al duelo con muchas urgencias. Una nueva derrota hubiera ahondado en una cierta crisis de confianza nada buena. Se notó en los blaugranas la presión, aunque pudo más en ellos el carácter y la ambición por ganar y romper una racha negativa de resultados. No fue un partido brillante. Hubo un sinfín de contactos, el físico se impuso, y el carrusel de faltas provocó un aluvión de tiros libres. El Barça no quiso que jugadores como Micic o Larkin encontraran canastas fáciles, y optó porque se la jugaran en tiros de un punto. Le costó al Barça coger un buen ritmo de juego. En los primeros veinte minutos apenas pudo correr y en situaciones de ataque 5x5 estuvo sin ideas y muy bloqueado. Tampoco el Efes lo tuvo más claro. El equipo turco dio protagonismo a Larkin y a un Dunston inmenso. Pero lo mejor que hizo el Efes fue controlar el rebote ofensivo . Al descanso, los de Ataman, brillante
Anderson, capturaron el 50% de los rebotes que se produjeron en la canasta del Barça.
Espectacular. Suerte de un acertado Mirotic y de un reivindicativo Sanli que evitaron males mayores.
La clave: un triunfo que trunca una peligrosa dinámica negativa en la que estaban inmersos
ATAMAN,LARKINYJOKUBAITIS El inicio del tercer cuarto fue de película. Triples a destajo por parte del Barça, inexplicable comportamiento de Ataman y aparición gradual de un Jokubaitis que acabó siendo el jugador decisivo del Barça. El comportamiento de Ataman es tan incomprensible como inaceptable. El técnico turco demostró una total falta de respeto hacia lo que significa esta competición. También tuvo una incidencia destacable la pequeña lesión de Larkin, no le impidió seguir jugando, que mermó las posibilidades ofensivas del Efes. Para acabarlo de completar, Jokubaitis quiso ejercer de líder y se jugó las posesiones más calientes. Ante un desquiciado Davies, y un cierto miedo escénico del Barça que, en ocasiones, convirtió el encuentro en un correcalles, el base esgrimió la batuta de mando y el resto le siguió. Se llegó a un final igualado en el que los fantasmas de una nueva derrota podían pasar factura. Pero los blaugranas sabían que no podían permitirse otro tropiezo. Apretaron los dientes, lucharon hasta la extenuación y sacaron un duelo que vale mucho más que una victoria.