Sainz se luce el día más difícil y Barreda se hunde
Carlos Sainz ya lo avisó tras concluir segundo en la décima especial, que se llevó su compañero Peterhansel: “No ganaremos este Dakar, pero hay que ganar etapas”. Y ayer el piloto madrileño cumplió su promesa. A pesar de abrir pista el día más complicado de la segunda semana de carrera, Sainz firmó una exhibición para sumar su segunda victoria en tierras saudís al volante del innovador Audi RS e-tron, un coche que con este resultado ya acumula cuatro triunfos en once etapas y lo más importante, ha demostrado que en el futuro, cuando solvente sus problemas de `juventud', será un firme aspirante al `Touareg'. Para Sainz es el triunfo número 41 en su palmarés.
Los 346 km del bucle de Bisha fueron un suplicio para muchos, pero no para el `Matador', que dominó desde el primer tramo y cruzó la meta con más de dos minutos sobre Sébastien Loeb (BRX) y más de tres respecto a Lucio Álvarez. El francés recortó cuatro minutos con el líder Nasser AlAttiyah (Toyota) en las dunas, pero fue penalizado con 5' por exceso de velocidad y acabó perdiendo más tiempo del que había recuperado. El nueve veces campeón WRC se queda a 33'19” en la general. Solo resta una última y simbólica especial de 164 km este viernes para que la 44ª edición del Dakar baje el telón. Y salvo catástrofe mayúscula, el triunfo final será para Al-Attiyah. El cuarto en su cuenta, uno más que Sainz y lejos aún de los ocho de Peterhansel.
BARREDA, SIN PODIO Joan Barreda, que apuraba sus opciones a la victoria en motos, se hundió estrepitosamente y acabó cediendo 25 minutos. “Ha sido una de las etapas más duras que he hecho en el Dakar. Me tohasta có abrir desde el kilómetro 4. Había un tramo que era de supervivencia. Quería avanzar y no podía. La arena estaba muy blanda y la moto se ha atascado unas diez veces. Incluso me he caído. Quiero dar las gracias a Toby Price y Luciano Benavides, que se han parado a ayudarme y a levantar la moto. Son cosas que emocionan y es un poco la parte bonita y el espíritu del Dakar”, explicó Barreda, que ve como se le cierran de nuevo las puertas del éxito en el Dakar. Tampoco el podio parece a su alcance: Tiene a Van Beveren, cuarto cla
“Ha sido mi etapa más dura, me he atascado diez veces con la moto y me he caído”, narra el de Honda
sificado, a más de 12 minutos y ya solo le queda luchar por intentar repetir su mejor resultado en el rally (5º en 2017).
Ante la debacle del grupo de favoritos que abrieron pista, Sunderland, Quintanilla y Walkner fueron los grandes beneficiados. El inglés acabó segundo en meta tras el último campeón, Kevin Benavides, ya sin opciones en la carrera tras romper motor el miércoles, que hizo una fantástica labor de estrategia para KTM. Sunderland apunta a su segundo `Touareg'. Dispone de una renta de 6'.52 con Quintanilla y 7'15 con Walkner, el trío que se jugará el orden del podio. “El Dakar no termina que ondea la bandera a cuadros. Voy a intentar hacer una etapa limpia mañana y espero que sirva para algo”, avisa Sunderland, que no baja la guardia.
FARRÉS, ¿LÍDER EFÍMERO? Una de las sorpresas de la jornada la protagonizó Gerard Farrés (CAN-AM Factory South Racing), que remontó 13 minutos y se situó líder de vehículos ligeros SSV T4 ante los problemas mecánicos de su jefe de filas Austin Jones , que perdió la tracción total de su buggy. `Farreti', que llegó al Dakar como escudero del estadounidense, tiene ahora 1:41 de ventaja respecto a él. Deberá esperar a que su equipo le permita luchar con libertad con su compañero, pero deja claro que sabe cuál es su rol y que “ante todo soy un profesional”. Si no, deberá conformarse con el podio, al que ya subió en su época en las motos (3º en 2017).