La triste despedida de Collbreli
Al corredor le han implantado un desfibrilador, lo que le impide seguir en el ciclismo profesional
Hicieron una valoración quienes han seguido casos similares, como el del futbolista Christian Eriksen -sufrió un percance parecido durante la última Eurocopa-, que como yo, tiene un desfibrilador y ha retomado su carrera profesional. Pero el ciclismo no es fútbol. Es un deporte diferente; cabalgas por las calles”. La emotiva carta que Sonny Colbrelli hizo pública ayer, a través de su equipo, el Bahrein, es un libro abierto donde el ciclista cuenta las razones por las que ha decidido dejar el ciclismo profesional tras sufrir un paro cardiaco el 21 de marzo, al acabar la primera etapa de la Volta a Catalunya, en Sant Feliu de Guíxols, en segunda posición. Desde entonces, el corredor italiano, de 32 años, que adquirió una enorme fama en su país tras ganar en 2021 la París-Roubaix bajo unas condiciones dantescas, ha estado luchando por retomar su actividad deportiva. Pero las autoridades italianas no permiten competir con un desfibrilador -razón por la que Eriksen dejó el Calcio- al margen del peligro que supone cualquier contratiempo coronario en una carretera lejos de la atención con las que se puede encontrar un futbolista en un estadio o durante un entrenamiento.
Colbrelli permaneció una semana en el hospital Josep Trueta de Girona donde la evaluación, confirmada luego en su país, determinó que padecía una arritmia cardíaca inestable que requería desfibrilación. El ciclista voló a Italia e ingresó en Clínica de Cardiología de la Universidad de Padua, donde se sometió a un examen cardiovascular coordinado por el profesor Domenico Corrado. Con base a los resultados, de acuerdo con el ciclista y el personal médico del Bahrein, Colbrelli pasó por una intervención exitosa de implantación de un desfibrilador subcutáneo (DCI); un dispositivo salvavidas que funciona para corregir el ritmo del corazón si es necesario en casos extremos. “Después de lo que ocurrió en Catalunya, nunca perdí la esperanza de poder seguir siendo ciclista profesional aunque fuera mínima. Sabía que el camino de regreso sería difícil con un desfibrilador. Pero, en Italia, no está permitido por ley. No me rendí de todos modos. Reanudé los entrenamientos bajo estricto control médico y me sometí a varias visitas y consultas con los especialistas”, prosigue Colbrelli.
El corredor añade que entonces fue cuando contactó con los médicos que trataron a Eriksen. “El ciclismo no se practica en un campo de fútbol, donde, en caso de necesidad, las intervenciones del equipo médico pueden ser oportunas. Sus actividades de entrenamiento se desarrollan en un área limitada, mientras que en el caso de un corredor, muchas veces te encuentras solo durante horas en carreteras poco transitadas”.
Habló con su mujer, con sus padres, con sus amigos, con los responsables de su equipo y, por supuesto, con los médicos que seguían su evolución tras el paro cardiaco sufrido en Sant Feliu de Guíxols. “Podía retirar el desfibrilador. Admito que lo consideré. Pero, como cuento, el ciclismo es diferente al fútbol. Por las razones mencionadas, pero sobre todo, también por la intensidad del esfuerzo. Quitar el desfibrilador era hacerlo contra la práctica médica y significaba sacar un salvavidas que era necesario como prevención secundaria. Un riesgo demasiado alto. Un riesgo que no puedo permitirme correr. Por mí, por la oportunidad que me ha dado la vida, por Dios en quien creo. Por Adelina, mi mujer, por Vittoria y Tomaso, mis hijos. Y por mis padres”.
En una emotiva carta, el ciclista italiano explica los motivos de su retirada tras sufrir un paro cardíaco