`Spoilers'
Primer `spoiler': si hay quien cree que en este Barça todo está bien y que la culpa es de los árbitros, la UEFA y los capitanes, que deje de leer este artículo. Y si hay quien cree que opinar del Barça sin ser del Barça es un `crimen `intolerable', que deje de leer ahora mismo. Al grano. Hace años que el listón de exigencia del Barça está por los suelos. Más allá de la ruinosa herencia recibida, el Barça se está deconstruyendo víctima de una histeria colectiva que no para de justificarse mientras vende hielo a los esquimales. Segundo `spoiler': en Europa, ha pasado de referencia a comparsa. Siete años sin llegar a la final. Dos años sin Messi, dos años en Europa League. Sí, Messi estaba en Lisboa y Liverpool, pero esos descalabros llegaron en cuartos y semifinales, derrotas que, por más duras que fueran, son éxitos comparados con el fracaso indefendible de no pasar de fase de grupos. Messi, sostén del club, ya avisó: “Con esto no alcanza”. Nadie escuchó. Dos años después, al equipo sigue sin darle para ganar la `copa linda'. Solo le da para jugar los jueves. Y hay algo peor que jugar la Europa League. No ganarla. Tercer `spoiler': si el Barça no gana la Liga este año, acumulará cuatro temporadas sin alzar el título.
Algo inédito en los últimos 18 años. Hace tres años, segundo; hace dos, tercero; y el pasado curso, otra vez segundo, a 13 puntos del campeón. Cuarto `spoiler': el discurso es contradictorio y no se sostiene. Un día, euforia. Al siguiente, decepción. Un día las palancas son la releche y Mateu es `Padremany'. Al siguiente los fichajes no dan la talla y la planificación no era para tanto. Un día Xavi es la reencarnación de Cruyff y, al siguiente, se le pone cara de Koeman. Si se gana, `el Barça ha vuelto'. Si se pierde, está `en obras'. La opinión pública y la publicada son volátiles y el criterio ético es pura geometría variable. Último `spoiler': nada bueno espera a un club donde se pita a un jugador al que días después se ovaciona, y viceversa, a capricho. Nada bueno espera a un club grande si, tras una humillación europea y sin chutar a puerta, no se escucha una pitada descomunal, sino que se abre la puerta a una condescendencia emocional que confunde fidelidad con barcelonismo. Conclusión: el que avisa no es traidor. Este no puede ser el camino. Ese escudo exige más autocrítica y menos `errores puntuales'. Justificarse menos y ganar más. Hablar menos y correr más. Dejar de marear con el estilo y profundizar más en él. Dejar de presumir de valores y demostrarlos. Y si alguien duda, que aplique la ley no escrita. De primero de barcelonismo: no te preguntes qué puede hacer el Barça por ti, sino qué puedes hacer tú por el Barça.
Hace años que el listón de exigencia del Barça está por los suelos