Desterrados de Europa en otoño doce años después
El Atlético se quedó sin Europa League al ser derrotado en Oporto, con un mal primer tiempo y una reacción insuficiente
El Atlético de Madrid, desterrado de Europa en otoño. Una debacle impensable hace apenas unas semanas. Un descalabro así no se veía en el club desde el curso 2010-11, con Quique Sánchez Flores aún en el banquillo. Esta es la dura realidad de la que tendrán que levantarse los de Diego Pablo Simeone, incapaces siquiera de lograr el premio de consolación de la Europa League. El cuadro colchonero cayó en Oporto (2-1), víctima de un primer tiempo temeroso y una reacción tardía e insuficiente en el segundo.
Sin opciones de superar la fase de grupos, el Atleti falló a su obligación de ganar para acabar tercero y el Brujas no pudo salvarlo.
BARRIDOS DE INICIO Jamás sabremos si el mensaje del `Cholo' caló en sus pupilos, porque el plan saltó por los aires a los cinco minutos. La defensa rojiblanca quedó una vez más en evidencia. El lateral Pepe avanzó sin oposición hasta la frontal y filtró un pase para Evanilson, que en su intento defectuoso de rematar acabó centrando para que Taremi empujara la pelota a la red. El maltrecho hilo que sostenía la moral colchonera se quebró. Inoperante en ataque, pasivo en la presión e inseguro atrás. Un equipo sin alma ni pizca de rebeldía.
Cada vez que se acercaba al área, el Oporto podía marcar sin esforzarse demasiado. Bastaba un envío larga para evidenciar las dudas de la defensa colchonera. Y el equipo luso, más veloz y agresivo, vencía cada disputa. Antes de la media hora cayó el 2-0. Galeno le comió la tostada a Savic, frenó en la línea de fondo, levantó la cabeza y asistió atrás para el obús de Eustaquio. Si no salió peor parado el Atleti fue por los reflejos de Oblak, que sacó con las piernas dos remates de Otavio y Galeno.
REACCIÓN TARDÍA Mejor tarde que nunca. El Atlético creció cuando Carrasco y Cunha reemplazaron a Saúl y Joao Félix, intrascendentes. Con el belga encarando una y otra vez en la banda izquierda, Griezmann se multiplicó para filtrar pases desde la medular y rematar luego en el área. El desenlace podría haber sido otro si el árbitro no le hubiera anulado un gol por una falta previa más que discutible de De Paul. Los reflejos de Diogo Costa abortaron luego los remates de Correa, Carrasco y el propio Griezmann. También pudo sentenciar el Oporto en un segundo acto de ida y vuelta, pero Oblak
se hizo enorme. El gol de Marcano
en propia puerta en el último suspiro quedó en triste anécdota para el Atleti, desterrado de Europa.
El árbitro anuló a Griezmann un gol por falta en el 68’ que podría haber cambiado el rumbo del partido