España entusiasma
Luis Enrique reivindica su liderazgo ante el debut con Costa Rica para guiar a la selección a disputar los siete partidos del Mundial de Qatar 2022
Si hubiera que medir las opciones de España por el espíritu de Luis
Enrique, las perspectivas son inmejorables y la ambición es máxima. La selección se presenta en el debut del Mundial con el entusiasmo que desprende el técnico, incontenible, nada impostado, que cuadra mucho con su personalidad. Pocas veces se ha visto a un equipo con tanta energía proyectada desde el banquillo, desde la silla de la sala de prensa y desde la butaca del `streamer'.
Lucho ha conseguido modelar el ambiente alrededor del equipo hasta proyectar una sensación de entusiasmo en el puesto de salida de la competición, que tendrá lugar hoy en el estadio Al Thumama a las 17.00 horas. El reto es disputar siete partidos; los tres primeros están garantizados y los cuatro siguientes se ganan ronda a ronda, uno por uno.
Mira lejos España sin dejar de mirar cerca al debut frente a Costa Rica en busca de una victoria que, como dijo Sergio Busquets, la personalidad opuesta a su entrenador, reforzaría la tranquilidad del grupo. “A la hora de la verdad no ayudará en nada más, porque otras veces hemos empezado perdiendo y hemos sido campeones del mundo”, dijo el capitán, el único futbolista del país que aspira a ser dos veces campeón mundial. El único.
ESCUDO PROTECTOR “De miedo no vamos a morir” es una de las frases recientes que ha hecho fortuna de
Luis Enrique. Ni de timidez tampoco, vista la aparición del `streamer', exitosa por el momento por el tono desenfadado con el que se sienta ante las pantallas. El técnico está logrando cambiar su imagen en beneficio, sobre todo, de la plantilla. A él le importa un bledo la opinión ajena. Mostrándose con naturalidad, sin filtros que distorsionen la imagen, el seleccionador se ha acercado a la hinchada, separando a los jugadores de ella, protegiéndolos y liberándoles de toda presión. Él se ha convertido en un escudo protector. De momento, de la ansiedad y los nervios que pudieran sentir sus muchachos, 20 de ellos debutantes en el Mundial.
AVISO A NAVEGANTES “¡Claro que el líder soy yo!”, repitió el míster con vehemencia, una frase que ha pronunciado allí donde ha estado, reforzada esta vez con el deseo de atraer hacia sí la atención mediática para liberar a la tercera plantilla más joven del torneo.
El batacazo de Argentina no es un ejemplo futbolístico –sí deportivo, por el exceso de confianza que desprende– que pueda servir para España más allá de que Luis
Enrique quiera acentuar la concentración del jugador más disperso que tenga. El caso no sirve por las evidentes diferencias entre las dos selecciones. El líder del combinado albiceleste, Leo Messi, está en el campo y es neutralizable; el de España se sienta en el banquillo y envía por delante a once soldados, con un juego más coral y solidario. Pero el aviso está emitido.