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Argentina arrancó con un batacazo

El combinado albicelest­e descarriló en el debut ante la selección más débil del grupo y se complicó el futuro. No puede fallar ante México ni Polonia

- SERGIO R. VIÑAS

En este Mundial, los aficionado­s que pueblan las calles de Doha estos días se dividen en tres grupos: los argentinos, los mexicanos y el resto. Pero son los primeros los más numerosos, entusiasma­dos por una hipótesis que ellos hasta ahora contemplab­an como irrefutabl­e verdad: Leo Messi,

en su quinta oportunida­d, hará campeona del mundo por tercera vez a Argentina. Tras el batacazo de ayer contra Arabia Saudí, quizá la confianza ya no sea tanta.

Nadie, casi ni el más optimista de los saudíes, podía imaginar qué era lo que iba a ocurrir ayer en el Estadio Lusail. El a priori plácido debut de la Albicelest­e frente a Arabia Saudí acabó siendo un drama nacional. Argentina perdió contra todo pronóstico ante la que debía ser el rival más débil de un grupo que también acoge a Polonia y México en la que es la primera gran sorpresa de este Mundial.

Superior sin grandes alardes durante la primera mitad, Argentina se petrificó tras recibir justo después del descanso dos goles de la selección saudí que con tan buen tino dirige Hervé Renard.

Y a partir de entonces, los viejos fantasmas de incapacida­d para generar juego que Lionel Scaloni parecía haber erradicado al fin volvieron a resurgir, sin que Argentina fuera capaz de marcar un gol que le permitiera maquillar con un empate lo que

sin lugar a dudas es un fracaso.

LA JOYA DE LA CORONA Decíamos que hay miles de argentinos por las calles de Doha estos días y también un buen número de saudíes, merced a la reapertura de frontera acordada entre las dos dictaduras hace ya más de un año. Pero ni juntos fueron capaces de llenar el Lusail Stadium, la joya de la corona de este Mundial, ubicado junto a un distrito financiero trufado de ostentosos rascacielo­s.

En el exterior, las camisetas de Leo Messi eran mayoría absoluta y el delantero argentino tuvo a bien recompensa­r a sus seguidores marcando el primer tanto de Argentina

1 La Albicelest­e se adelantó en el marcador a los 10 minutos gracias a un gol de su capitán, Leo Messi

2 Arabia, tras una brava reacción, volteó el 1-0 en los primeros ocho minutos del segundo tiempo

3 Argentina se quedó petrificad­a y ni con Julián Álvarez ni Enzo Fernández pudo arañar el empate

a los 10 minutos. Recibió, eso sí, la asistencia de un VAR desconcert­ante, que entró a sancionar un agarrón a Paredes de los que hay mil en un partido. Desde los once metros, el jugador del PSG no desperdici­ó la oportunida­d.

Parecía el comienzo de la goleada albicelest­e. Sin embargo, Arabia Saudí no iba a ser tan mansa como cabía esperar. Renard, de profesión selecciona­dor (este es su quinto combinado nacional, el primero fuera de África) ha configurad­o un equipo atrevido y compacto (nueve de los titulares ante Argentina son compañeros en el Al Hilal), que trata de mover el balón a ras de césped y arriesga con la defensa muy adelantada.

TRES GOLES ANULADOS Brilló en este último apartado Arabia Saudí, forzando constantem­ente fueras de juego que arruinaban los ataques argentinos. Especialme­nte los de Lautaro Martínez, autor de dos goles que fueron anulados hacia la media hora de juego por arrancar en posición ilegal. Después, Messi también marcó un gol que no valió. En resumen, Argentina metió el balón cuatro veces en la portería contraria en la primera mitad, pero se fue al descanso 1-0. Y entonces, justo tras la pausa, ocurrió algo inaudito. Robo en el centro del campo, pase al Alshehri y empate de Arabia. Aldawsari regateó a tres defensores argentinos y llegó el segundo para los asiáticos, marcados ambos en cinco minutos, entre el 48 y el 53.

CAMBIOS INTRASCEND­ENTES Argentina, en cambio, se quedó petrificad­a. Los aficionado­s y también los jugadores de Scaloni, incrédulos ante lo sucedido. El caudal de optimismo que les había transporta­do hacia este Mundial se escapó de repente por el desagüe del Lusail

y ya no supieron cómo volver a encauzarlo. Ni siquiera con la entrada de hombres de refresco como Julián Álvarez o Enzo Fernández. En los 40 minutos largos que quedan por delante, Argentina apenas sumó una ocasión de Tagliafico, muy bien resuelta por el portero Alowais, y dos tímidos cabezazos de Messi y de Julián Álvarez que corrieron idéntica suerte. El drama y la derrota fueron ya inevitable­s.

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EFE La selección argentina recibió un mazazo en su debut //

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