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¡Séptimo arte!

España protagoniz­ó ante Costa Rica un debut de cine. Ni los más optimistas del lugar hubieran podido imaginar un encuentro tan completo

- JOAN DOMÉNECH

Gran victoria, enorme actuación, el gol número cien (y seis más) y liderato del grupo. Nada más podía pedirse al estreno de España en el torneo, que no solo rompió una serie de tres debuts sin triunfo, sino que regaló un completo festival futbolísti­co a la millonaria audiencia del Mundial. Impecable tarjeta de presentaci­ón entregó una de las favoritas con el siete que le endosó a Costa Rica y que inscribió al equipo de Luis Enrique en la historia: es la victoria más abultada de todas las ediciones, superando el inútil 6-1 a Bulgaria de 1998.

FELIPE VI, EN EL PALCO Más roja que nunca por el uniforme completo del mismo color que le requirió la FIFA, España trasladó la intensidad cromática al verde césped hasta empalidece­r a Costa Rica, blanca como el papel de fumar, metiéndole un gol con una cadencia exacta (minuto 11, 21 y 31) hasta liquidar el choque con prontitud y luego colorearlo con cuatro goles más. El lunar fue que el estadio Al Thumama no se llenara. El rey Felipe VI sí ocupó su butaca en el palco para prestar su apoyo a la selección en una excepciona­l tarde del cuadro español.

Ese esfuerzo mínimo, breve, que le exigió el duelo brindó otro beneficio: el ahorro de fuerzas para el choque contra Alemania del próximo domingo (20.00 h), que saldrá más rabiosa que nunca por haber perdido los puntos que daba por ganados ante Japón. Igual que Argentina frente a Arabia Saudí. Con el mismo resultado y tras haberse adelantado en el marcador, sumó una derrota sonrojante por igual.

UNA TRADICIÓN ROTA Cinco jugadores del Barça apareciero­n en la primera alineación de España, siguiendo una tradición de los últimos años: cinco hubo en el debut de Sudáfrica, cinco en el de Brasil y cuatro en el de Rusia. La tendencia de los resultados parecía correlacio­nada a esa notoriedad azulgrana para pasto de los crédulos y superstici­osos, ya que se perdió en el estreno del 2010 (0-1 con Suiza) y el 2014 (1-5 con Países Bajos) y se empató en el último (3-3 con

Portugal) como mal menor.

INFLUENCIA CULÉ Pura casualidad. Tal vez influyeran otros motivos. Alba, Busquets, Gavi, Pedri y Ferran dieron cohesión al equipo y marcaron su estilo, que cuadra con la propuesta de Luis Enrique porque parte del mismo origen. La intervenci­ón capital que tuvieron en la goleada fue irrefutabl­e.

Pedri dio dos caramelos a Olmo y Asensio para que practicara­n un par de remates antes de marcar, por este orden, uno a pase de Gavi y otro a pase de Alba, víctima del penalti que transformó Ferran Torres. Gavi extendió el quinto dedito de la mano. La holgura del marcador facilitó la guinda con el debut de Alejandro Balde. Eric y Ansu se lo miraron desde el banquillo.

La velocidad del balón resultó demoledora para los costarrice­nses, del mismo modo que la rápida presión de los españoles les provocaron constantes pérdidas de balón antes de traspasar siquiera la divisoria del campo. Ninguno de ellos estaba avezado a tanta viveza. Ellos juegan a otro ritmo, militantes de equipos de menor nivel.

Solo Navas presentaba una filiación de élite, el Paris Saint-Germain, y es el portero y suplente. Unai Simón no salió en ninguna foto. Vistió de negro, para quienes no captaran los fugaces instantes en los que apareció por televisión. Tan fugaz como mínima fue la muestra de adhesión a la serie de protestas contra Qatar. Campbell se arrodilló, pero se levantó de inmediato al ver que nadie le siguió.

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AFP

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