Pedri y la armonía
▄ En la Tasca Fernando, de Tegueste, cerca de La Laguna, en Tenerife, te reciben a la vez la gente, las fotografías y el olor a los buenos guisos que se hacen en una cocina familiar donde se percibe una felicidad que tiene que ver con la paciencia. La gente es sensacional; el padre, el tío, capitanean esa zona de recibimiento con una generosidad tranquila, en la que el cliente es lo máximo, pero no lo único. Lo principal es esa relación entre los que reciben al que viene y los que vienen. A veces, muchas veces, esos que vienen andan empujados por sus hijos, que quieren ver las fotografías del mito. Los padres, los veteranos, ya están avisados, porque aquí siempre, desde que el mayor de los Fernando, el padre, el abuelo de todos, se rindió a los encantos del Barça y llenó la casa, esta casa de comidas, de esta mitología, se sabe que hay un color mixto, el color azulgrana. Esas son las fotografías. Hay una muy antigua en la que este Fernando que ahora preside el negocio familiar era un muchacho que acompañó a su padre, aquel Fernando, a la final de Wembley, cuando el Barça de Koeman (el gol fue de Koeman) ganó aquella Copa de Europa cuyo sonido de celebración aun se mantiene en la garganta de los barcelonistas.
Aquel Fernando fue presidente de las peñas azulgranas de Tenerife, y aunque no lo hubiera sido era el más capacitado para decir qué hay en un corazón culé. A aquellas fotos de la prehistoria (de la familia, del bar, del Barça, de Tegueste) se han unido otras que son ahora las más transitadas por la curiosidad de la chiquillería futbolera y por los devotos adultos. En ellas se ve al actual protagonista de la historia abrazado a algunos ídolos modernos, como Messi, con el que se ve retratado desde todos los ángulos posibles en unas paredes ante las que el padre del ídolo, este Fernando, posa con los muchachos con la alegría contenida propia de la sobriedad de gente del norte, del norte de Tenerife y me parece que de cualquier norte.
De esa serenidad, de esa armonía que se respira aquí, en esta casa de comidas en las que la prontitud y la calidad se dan la mano, nace un mito de nuestro tiempo, acaso el futbolista más sereno que ahora tiene el fútbol y que vive en Qatar el principio de su consolidación internacional como genio. Pedri es de esta naturaleza, de la naturaleza de esta casa, del rigor casi musical que se vive aquí, de esta armonía. Viéndole jugar uno se imagina a la familia mirándolo, desde la distancia de Tenerife, hasta la caliente Qatar de nuestros días, y acaso es lo que lleva a pensar que cuando este joven genio del fútbol simula unos prismáticos con los que mira a cualquier sitio es que seguramente imagina al otro lado de su imaginación este rincón de la isla, entra en la cocina donde su madre prepara los guisos, ve a su tío dibujando humor y melancolía, y se encuentra con su padre, este isleño sobrio que siempre sonríe, en silencio, cuando le hablas de las diabluras tranquilas del mejor medio volante que tenemos desde que se retiraron Xavi e Iniesta.