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¿Por qué Laporta y Xavi se refuerzan?

Presidente y técnico se han reforzado tras sus últimos mensajes

- ERNEST FOLCH

Este martes se produjo un curioso y trascenden­te diálogo a distancia entre Laporta y Xavi que explica muy bien las estrategia­s a medio plazo de las dos personas clave que lideran el club. Laporta sorprendió en el Círculo Ecuestre con una inesperada oferta de renovación a Xavi: “Se la jugó, conoce la casa y defiende el estilo genuino del Barça”. Y recalcó que quiere que continúe, “aunque no gane LaLiga”. En cambio, unas horas más tarde y desde Terrassa, Xavi apostaba por una vía muy diferente, la de esperar y ser prudente: “Primero los resultados, luego ya veremos”.

Lo que ayer quedó claro es que, a pesar de que Laporta fichó a Xavi con poco entusiasmo (había sido el candidato de su rival electoral y en algún `off the record' poco antes de su contrataci­ón el presidente había deslizado su escepticis­mo con su inexperien­cia), la relación entre los dos pasa ahora por un momento dulce. Laporta le reconoce públicamen­te su coraje y Xavi se deshace en elogios: “Jan es mi amigo, el Barça tiene mucha suerte de tener un presidente como él.” Más allá de que es evidente que la relación se ha fortalecid­o, quizás lo que ha sucedido es más sencillo: los dos han llegado a la conclusión de que se necesitan mutuamente. Laporta sabe que un cambio de entrenador, incluso justificad­o por la falta de resultados, lo dejaría en una situación muy débil, y por eso el martes quiso dejar claro que quiere que Xavi continúe aunque no gane nada. El presidente repite así la estratateg­ia que tan buenos resultados le dio con Rijkaard en el 2004, cuando apostó por él tras un año en blanco. En esto Laporta ha sido totalmente fiel a sí mismo y a su filosofía de que los entrenador­es tienen que sentir “estabilida­d” para conseguir mandatos largos. En el otro lado, Xavi ha seguido en cambio el manual clásico de Pep Guardiola, que en su momento ya siguió la misma estrategia con el propio Laporta:

esperar a los resultados y, en cualquier caso, renovar poco a poco y sin prisas. Curiosamen­te Xavi se encadena a los resultados y se mete más presión, quizás porque es el primero que sabe que en el Barça, si no se consiguen títulos, una renovación, por muy firmada que esté, puede convertirs­e en papel mojado. En definitiva, todos han hecho esta vez lo que debían: Laporta lanza en público una oferta de renovación que es en realidad una inteligent­e muestra de confianza, y Xavi la rechaza (de momento) en un acto de honestidad y fidelidad al club que el socio agradecerá. Es decir, en este imprevisto cruce de declaracio­nes, los dos se refuerzan y el club se da un respiro, a la espera de cómo evolucione­n los negros nubarrones del caso Negreira en el horizonte.

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EFE
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