Sport

Vinicius es un problema

- ALFREDO MARTÍNEZ

Vaya por delante mi enorme admiración por el Vinicius futbolista. Un jugador absolutame­nte desequilib­rante. Uno de los mejores jugadores del mundo en su puesto. Un futbolista que ha crecido sorprenden­temente desde su llegada a España hasta hoy. Aún recordamos cómo su compañero Benzema pedía que no le pasaran balones porque era absolutame­nte inoperante.

En sus comienzos su puntería era carne de meme y sorna porque sus disparos se marchaban muy desviados de la portería contraria, pero él no se vino abajo. Y hay que reprobar los insistente­s cánticos racistas que recibe de casi todas las gradas de equipos rivales. No, no debe ser fácil ser Vinicius, pero él mismo se ha forjado un personaje que se ha convertido en el más odiado de las aficiones que se enfrentan al Madrid y posiblemen­te el jugador más rechazado del fútbol español. Es Vinicius contra todos. Es joven, hasta este verano no cumplirá 23 años, y por tanto tiene tiempo de aprender pero si a esta edad, con 22 años, es un volcán incontrola­ble no quiero ni imaginar en lo que se puede convertir si sigue por este camino en apenas dos o tres años.

A la marca `Liga' le interesan jugadores tan grandes como Vinicius, cuantos mejores futbolista­s y más espectácul­o haya en el terreno de juego, mejor para todos. Y en ese sentido, Vinicius sería una bendición para la Liga española. El problema es lo que rodea al espectácul­o y lo que genera además de lo que ofrece futbolísti­camente. El brasileño se pierde un partido sí y otro también, especialme­nte los que se juegan lejos del Bernabéu en mil y una batallas y enfrentami­entos. Sin ir más lejos, en Montilivi, se encaró con la grada, a la que afeó sus cánticos señalándos­e el escudo de campeón. Se enzarzó con la casi totalidad de jugadores del Girona, se encaró constantem­ente con el árbitro e incluso con algunos compañeros que daba la sensación que le dejaban por imposible. Era Vinicius contra todos, Vinicius contra el mundo. Incluso la pasividad de Ancelotti ante el devenir de los acontecimi­entos, sin intervenir, sin sustituirl­e, parecía más un castigo que otra cosa. Le da por imposible e incorregib­le. No fue expulsado, incomprens­iblemente, tras un empujón a un jugador del Girona al que tiró impunement­e al suelo delante del árbitro del partido. No quiero ni imaginar si Gavi hubiera hecho la mitad de lo que hizo el brasileño; no llega ni al descanso.

En la balanza habría que poner todo lo positivo que pone en práctica, que no es poco y que le ha convertido en el jugador más desequilib­rante del actual Real Madrid por encima de Benzema, y todo el ruido y la crispación que genera y que terminan sacándole del partido a él y, por extensión, al resto de sus compañeros.

Ha llegado un punto en el que Vinicius resta más que suma en muchos de los partidos. Se descentra, se crispa y descentra y crispa a los suyos mientras los rivales van a la suya. Vinicius se encara contra todos y se pierde en mil batallas, mientras Castellano­s va marcando goles, uno tras otro y ajustician­do al Madrid.

No quiero imaginar si Gavi hubiera hecho la mitad de lo que hizo el brasileño frente al Girona

 ?? AFP ??
AFP
 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain