La (in)viabilidad del polideportivo del Barça, en juego
Cada cierto tiempo, especialmente tras cambios de junta y periodo económico convulso, se plantea el debate sobre la viabilidad de las secciones del FC Barcelona. Esta ha sido y es una apuesta histórica del club, que se ha mantenido independientemente de quién ocupaba la presidencia, pero que exige un debate serio sobre su futuro. Siempre lo ha requerido, porque desde 2009-2010 el déficit promedio del área polideportiva blaugrana ha estado en 41,6 millones de euros. O lo que es lo mismo, 540,7 millones de euros de margen que en parte se podrían haber destinado al fútbol o a preparar financieramente a la institución para la remodelación del Camp Nou. Digo en parte porque aquí no se está planteando el desmantelamiento de las secciones ni mucho menos, pero sí la necesidad de racionalizar el gasto deportivo que soportan. Tras más de una década, podemos convenir todos en que el polideportivo del Barça jamás será capaz de generar los más de 60 millones en ingresos que necesitaría para ser autosostenible. No lo será porque el baloncesto en España tiene poco margen para darle más al club y la Euroliga tiene visos de crecer, pero no a tal nivel. De hecho, es en la canasta donde radica el mayor problema. Se ha defendido siempre que esta sección necesita una media de 25 millones al año para ser competitivos en Europa, pero la realidad es que el retorno casi nunca llega, ni por la vía de los títulos ni por la de los ingresos.
Siempre hablamos de los clubesEstado en el fútbol, con PSG y Manchester City como ejemplos de equipos que se han beneficiado de inyecciones constantes para operar a pérdida y competir con los grandes.
Bien, no deja de ser lo mismo que hacen Barça y Madrid en la ACB, pero en el caso de los culés en el resto de las disciplinas profesionales donde compite. Les pongo un par de ejemplos: en baloncesto, las pérdidas asumidas por el Barça equivalen tranquilamente al presupuesto agregado de cinco rivales de ACB y en Asobal aún es más sangrante: el club maneja más recursos que el resto de la competición junta.
El argumento siempre ha sido que es la única manera de competir con rusos, griegos, turcos y alemanes en el Viejo Continente. Y eso es cierto, tanto como que esa ventaja a nivel estatal se podría mantener, teniendo acceso a Europa, con un ajuste de solo el 15% o 20% como se está planteando. Porque las secciones hay que preservarlas como una seña de identidad del Barça, pero su techo de negocio es evidente desde hace años y el coste que suponen no puede ser una losa al verdadero motor social y comercial del club, el fútbol.
Aquí no se está planteando desmantelar las secciones, sino la necesidad de racionalizar el gasto