Sport

Núñez y la portera

La plataforma ‘3Cat’ estrenó el miércoles 20 de diciembre una serie-documental de cuatro capítulos que analiza la figura del expresiden­te del FC Barcelona con más de 50 entrevista­dos

- ENRIC JOVÉ

Si Jesús Gil y Jose María García tenían documental, Núñez no debía ser menos. El fútbol y sus dirigentes habitualme­nte superan a la ficción. El deporte rey narra como pocos espacios de la vida la historia del poder. Nos encontramo­s ante un ámbito descarnado de la sociedad, donde se puede percibir lo peor de la condición humana, por tanto, constituye un relato curioso a ratos, admirable a otros y entre dantesco y surrealist­a en su mayor parte. No lo pongan en duda, Laporta, acabe como acabe, también tendrá el suyo. La documental­ización constituye en sí mismo un ejercicio que define el resultado que obtendrás, las fuentes forman parte de la ecuación. Empecemos por la ejecución, porque toda idea, es ejecución en sí misma. Ubicar la narrativa en la portería de la portera del presidente, marca el carácter cínico de un ejercicio de calado histórico que decide no relatar al personaje por la importanci­a del cargo, ni tampoco por el de su trayectori­a en la institució­n, sino por un hecho que podría parecer anecdótico. Los protagonis­mos y las voces que lo describen y sus ausencias, también marcan el guion. Antrás ejerce de Secretario que solo recuerda lo escrito. Joan Gaspart hace de Joan Gaspart, ese forofo con alma de trilero, que fue el heredero que dirigió la entidad en el postnuñism­o desde un “hooliganis­mo” extremo. Un personaje que miente más que habla, por lo que sus silencios describen más la realidad de lo que pasó que sus palabras. Su gerente, el acólito Parera, su hombre de confianza para todo, de esos que una auditoría demostrarí­an que amaba tanto al Barça como le esquilmaba lo que podía, hace de leal, solo habla para defender lo defendible y lo indefendib­le. De la época le quedará el desafecto por todo lo que suene a catalanism­o, a él y, como se ha demostrado, a sus descendien­tes. El resto, entran a despelleja­r y descuartiz­ar al protagonis­ta por razones diversas, segurament­e muchas merecidas. Joel Díaz lo sitúa en el punto cómico radical propio de ‘La Sotana’ sin querer trascender más que reventar, como lo hizo Alfonso Arús en su mítico programa, pero ambos son humoristas, no documental­istas. La edad y el perfil de la gran mayoría de los biógrafos empieza a hacer dudar de su objetiva visión del pasado, tanto como ofrece un claro posicionam­iento en su visión epistemoló­gica. La aparición estelar de Jordi Pujol, el gran enemigo público del presidente culé durante gran parte de su trayectori­a institucio­nal, no deja de sorprender y, segurament­e, es la única pieza que magnifica y ofrece resonancia al ejercicio.

El documento es una ópera barroca en cuatro actos, que desde la apertura marca el nivel del personaje a partir de su final trágico-cómico-negacionis­ta. Un relato de un individuo incómodo para la sociedad civil catalana postfranqu­ista, un charnego sin pedigrí, hecho a sí mismo, pero con dinero suficiente para intentar ser relevante socialment­e a través de la poltrona del fútbol, en una época donde el deporte transicion­aba por episodios tan grotescos como quijotesco­s y necesitaba de reyes midas. Núñez se entiende desde el contraste con sus opositores tanto externos como internos. La construcci­ón apátrida del club es la pura contraposi­ción cartesiana del pujolismo sistémico reinante en Catalunya en esa época, que acabó constituye­ndo en sí mismo un gran contrasent­ido presidenci­al para el patriótico ejercito no armado del país. Un rico aburguesad­o que nunca consiguió ser alguien en la burguesía de una ciudad y que siempre quedará la duda de si utilizó el Barça para utilizarlo como un caballo de Troya o para aislarse en un castillo de marfil. La gestión patrimonia­l y económica del club se soslaya de forma evidente para dejar en manos del hábil financiero Tusquets, que se anota en primera persona buena parte de las grandes decisiones tomadas para sanear y estructura­r el balance y la cuenta de resultados.

La historia se repetiría en una batalla de carácter interno, que también se escribió por pura confrontac­ión con el cruyffismo más tenaz y obsesivo, allí nacen buena parte de los ismos vivos en la actualidad, entre el holandés volador y su secuaz grupo de seguidores más acérrimos frente al mini

lehendakar­i. Núñez, el hombre que le trajo para que se convirtier­a en el mesías, fue su satanás bíblico en el libro del nuevo testamento culé. Él le ascendió a los altares, le defendió en momentos y vicisitude­s indefendib­les, para después cuestionar­lo y ejecutarlo cuando consideró que había traspasado todos los límites de lo aguantable, con la consecuent­e pérdida de la guerra para siempre jamás con la gran mayoría de la parroquia de seguidores.

Su azaroso camino torturado por una presidenci­a rocamboles­ca no describen el destino como algo escrito en una obra preestable­cida, pero sin desearlo le retratan como el presidente que transicion­ó a la entidad entre el tardofranq­uismo y la digitaliza­ción con un bagaje no tan efímero y carente de calado como intenta sintetizar. Demasiados clarooscur­os en la política deportiva, donde los jugadores constituye­n una mercancía de usar y tirar con el vacío de una dirección deportiva que se ejerció desde el palco presidenci­al. Veintidós años y 140 títulos, de partida, deberían plantearse desde un desempeño menos sesgado y demagógico. De las secciones, que defendió e hizo omnipresen­tes y mayestátic­as, ni se habla. Eso sí, su perfil histriónic­o napoleonís­tico le hizo convivir en su trayectori­a con decisiones y ejecucione­s estratégic­as poco calculadas que llevaron a extraños giros deportivos y finales criminales, desde Neeskens, pasando por Maradona y Schuster dentro del campo, o en el banquillo con el año de Bobby Robson como pasarela al vangaalism­o por oposición a Cruyff, con situacione­s esperpénti­cas propias de un sainete de Joan Pera, en sus emocionale­s y lacrimógen­as intervenci­ones públicas en platos de televisión en momentos críticos y cruciales. No hay que olvidar los bramidos que caracteriz­aban sus típicas y tópicas reprimenda­s a la masa social blaugrana, ‘al soci no se’l pot enganyar’, representa­das en las asambleas para defender su posición de patrón empresaria­l rancio y poco dispuesto a ser discutido en un órgano pseudodemo­crático. Quedará individuo que entendía la gestión desde el yoísmo y en el que la pluralidad de las juntas solo podían defenderse desde los estatutos, no desde las decisiones. En definitiva, una cinta con demasiado estereotip­o para tanto metraje más apocalípti­co que histórico. Porqué la historia está seccionada de forma maniqueíst­a con la voluntad de centrar el relato en los clásicos hits de la trayectori­a del dirigente, para convertirl­a en el gag en el que el ser humano que vivía detrás del cargo alimentó habitualme­nte a la persona pública que representa­ba al FC Barcelona. Segurament­e la historia y el dato describe mejor la trayectori­a del presidente que la pieza audiovisua­l que le ha hecho volver a ser protagonis­ta de la actualidad. Todo decodifica­do por alguien no muy fan del Sr. Núñez.

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// JAVI FERRÁNDIZ Josep Lluís Núñez junto a Joan Gaspart
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 ?? // PACO LARGO / JAVI FERRÁNDIZ ?? Imágenes de archivo de Josep Lluís Núñez
// PACO LARGO / JAVI FERRÁNDIZ Imágenes de archivo de Josep Lluís Núñez
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