Revancha copera sin pasillo
El campeón de la Supercopa estrena título en feudo del vecino al que eliminó en Riad, que le espera con las uñas bien afiladas
El Atlético de Madrid recibe al Real Madrid en los cuartos de final de la Copa del Rey con ganas de revancha. Aunque no lo dicen, hay fuego interno en las tripas rojiblancas tras irse a casa en la Supercopa en una semifinal que tenían ganada (2-3 a siete minutos del final), pero que perdieron en la prórroga con manita incluida. Eso duele y más si viene del vecino.
Se prepara para recibir con las uñas bien afiladas al rival más impopular y antipático. Al que ha negado el pasillo en el día que los madridistas estrenan el título de campeón de la Supercopa. En su derecho están. Es producto de esa rivalidad histórica que hace de cada enfrentamiento una revancha, un no hay mañana si se pierde.
TERCER CRUCE DEL CURSO CON UNA VICTORIA PARA CADA EQUIPO, Y COMO EN LA SUPERCOPA, EL QUE PIERDA SE VA A CASA
AMBOS TÉCNICOS APOSTARÁN POR LOS MISMOS BLOQUES DE HACE UNA SEMANA, SIN DESCARTAR PEQUEÑOS CAMBIOS
ESTILOS DIFERENTES Dos equipos con estilos diferentes. Los rojiblancos saben vivir cómodos sin balón, para golpear con un fútbol directo, abriendo el campo por las bandas y haciendo combinaciones de primeras por dentro buscando los espacios. Una nueva versión del fútbol avanzado de Simeone que, a cambio, ha perdido contundencia defensiva, sello inconfundible en la filosofía del argentino. Lo achaca a que tienen que “crecer en ganar los duelos”: “El fútbol son siempre duelos, los partidos acaban siendo duelos y el que acaba ganando más duelos tiene más opciones de ganar”.
Los blancos son más camaleónicos. Les gusta tener el balón para construir con paciencia su juego de ataque, salvo que el rival haga una presión alta y acuda a los balones largos o combinando desde atrás para someter al rival y obligarlo a replegar. Es mortal al contragolpe y con espacios, pero la filosofía impuesta por Ancelotti es ser disciplinados sin balón. Ahí es exigente. A cambio, da libertad creativa sus jugadores, aunque marque las zonas del campo por donde deben moverse.
Se han enfrentado dos veces este curso con reparto de victorias. El Atlético es el único que ha sido capaz de batirle en los 28 partidos que han disputado (3-1 en la Liga). La igualdad ha sido la nota predominante sin que ninguno de los dos haya sometido al otro, salvo en esos detalles que han decidido los marcadores. Los de Simeone tumbaron a los de Ancelotti por alto en el primer partido, y los del italiano a los del argentino por pegada, físi co y profundidad de banquillo en el segundo.
FINAL ANTICIPADA Como decía Ancelotti entre líneas, el partido podría ser una final anticipada entre “dos aspirantes al título”. Un derbi en el que la intensidad, las escaramuzas, agresividad, las alternativas e incluso la dureza están aseguradas entre dos equipos que se conocen de memoria. No hay un favorito claro. Los rojiblancos tienen la ventaja de jugar en casa con el apoyo de un público que le lleva siempre en volandas como ocurrió en el derbi liguero. Simeone refuerza el banquillo con Barrios y Memphis, bajas en Riad, y a los que echó de menos. El argentino volverá a apostar por el mismo bloque de hace una sema
na, aunque puede cambiar a Witsel por Savic para la defensa de cinco. Ancelotti repetirá el mismo guión. Salvo Lunin, todo apunta a que repetirá once, aunque sin descartar alguna variación. La defensa será la misma. En ataque Vinicius es fijo y Rodrygo podría descansar y entrar Brahim. Depende de cómo se haya recuperado. Valverde y Bellingham tienen el sitio asegurado. Kroos y Tchouaméni son las dudas del italiano, que podría tirar de Modric y Camavinga.