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Revancha copera sin pasillo

El campeón de la Supercopa estrena título en feudo del vecino al que eliminó en Riad, que le espera con las uñas bien afiladas

- ALEJANDRO ALCÁZAR VALENTÍ ENRICH

El Atlético de Madrid recibe al Real Madrid en los cuartos de final de la Copa del Rey con ganas de revancha. Aunque no lo dicen, hay fuego interno en las tripas rojiblanca­s tras irse a casa en la Supercopa en una semifinal que tenían ganada (2-3 a siete minutos del final), pero que perdieron en la prórroga con manita incluida. Eso duele y más si viene del vecino.

Se prepara para recibir con las uñas bien afiladas al rival más impopular y antipático. Al que ha negado el pasillo en el día que los madridista­s estrenan el título de campeón de la Supercopa. En su derecho están. Es producto de esa rivalidad histórica que hace de cada enfrentami­ento una revancha, un no hay mañana si se pierde.

TERCER CRUCE DEL CURSO CON UNA VICTORIA PARA CADA EQUIPO, Y COMO EN LA SUPERCOPA, EL QUE PIERDA SE VA A CASA

AMBOS TÉCNICOS APOSTARÁN POR LOS MISMOS BLOQUES DE HACE UNA SEMANA, SIN DESCARTAR PEQUEÑOS CAMBIOS

ESTILOS DIFERENTES Dos equipos con estilos diferentes. Los rojiblanco­s saben vivir cómodos sin balón, para golpear con un fútbol directo, abriendo el campo por las bandas y haciendo combinacio­nes de primeras por dentro buscando los espacios. Una nueva versión del fútbol avanzado de Simeone que, a cambio, ha perdido contundenc­ia defensiva, sello inconfundi­ble en la filosofía del argentino. Lo achaca a que tienen que “crecer en ganar los duelos”: “El fútbol son siempre duelos, los partidos acaban siendo duelos y el que acaba ganando más duelos tiene más opciones de ganar”.

Los blancos son más camaleónic­os. Les gusta tener el balón para construir con paciencia su juego de ataque, salvo que el rival haga una presión alta y acuda a los balones largos o combinando desde atrás para someter al rival y obligarlo a replegar. Es mortal al contragolp­e y con espacios, pero la filosofía impuesta por Ancelotti es ser disciplina­dos sin balón. Ahí es exigente. A cambio, da libertad creativa sus jugadores, aunque marque las zonas del campo por donde deben moverse.

Se han enfrentado dos veces este curso con reparto de victorias. El Atlético es el único que ha sido capaz de batirle en los 28 partidos que han disputado (3-1 en la Liga). La igualdad ha sido la nota predominan­te sin que ninguno de los dos haya sometido al otro, salvo en esos detalles que han decidido los marcadores. Los de Simeone tumbaron a los de Ancelotti por alto en el primer partido, y los del italiano a los del argentino por pegada, físi co y profundida­d de banquillo en el segundo.

FINAL ANTICIPADA Como decía Ancelotti entre líneas, el partido podría ser una final anticipada entre “dos aspirantes al título”. Un derbi en el que la intensidad, las escaramuza­s, agresivida­d, las alternativ­as e incluso la dureza están aseguradas entre dos equipos que se conocen de memoria. No hay un favorito claro. Los rojiblanco­s tienen la ventaja de jugar en casa con el apoyo de un público que le lleva siempre en volandas como ocurrió en el derbi liguero. Simeone refuerza el banquillo con Barrios y Memphis, bajas en Riad, y a los que echó de menos. El argentino volverá a apostar por el mismo bloque de hace una sema

na, aunque puede cambiar a Witsel por Savic para la defensa de cinco. Ancelotti repetirá el mismo guión. Salvo Lunin, todo apunta a que repetirá once, aunque sin descartar alguna variación. La defensa será la misma. En ataque Vinicius es fijo y Rodrygo podría descansar y entrar Brahim. Depende de cómo se haya recuperado. Valverde y Bellingham tienen el sitio asegurado. Kroos y Tchouaméni son las dudas del italiano, que podría tirar de Modric y Camavinga.

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Vinicius liderará el ataque madridista tras su exhibición y triplete en la final de Supercopa //
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