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Diazepam colectivo para el Barça en Salamanca

Unionistas puso el miedo en el cuerpo al equipo azulgrana adelantánd­ose en el marcador. Ferran, Koundé y Balde remontaron

- IVAN SAN ANTONIO JAVI FERRÁNDIZ // JAVI FERRÁNDIZ

El Reina Sofía es abierto, rollo cuatro gradas sin esquinas, pero con encanto. Porque es la gente la que da ‘caliu’ a los estadios y el de Unionistas lo tiene gracias a ellos, que son quienes mandan. Lleno hasta las esquinas, los salmantino­s lo tenían claro: cerraditos atrás y, cuando se pueda, a la contra. No fue fácil, nada fácil ganar en Salamanca.

El Barça se lo puso fácil. Ver jugar hoy a los blaugranas es agónico. Tuvieron el balón, la manida posesión, pero tener el balón no lo es todo y hay que saber qué hacer con él. Joao Félix salió a jugar como lo hace un padre en un partido de niños, sin meter el pie, pensando más en la cerveza de después que en lo que está pasando a su alrededor. Fermín le metía ganas, como Romeu o Balde, pero el fútbol hoy en día es mucho más que la posesión y las ganas. Al Barça le falta, en definitiva, fútbol.

El primer aviso lo dio Losada, que se plantó en posición meridiana ante Iñaki Peña y envió fuera. En una contra, que fue la apuesta inequívoca de un equipo que sabía exactament­e a qué jugaba. Frenkie de Jong navegaba de un lado a otro, en busca de compañeros que entendiera­n lo que pedía el partido. Guiu, la gran sorpresa menos para SPORT, que lo puso en el once de la previa por encima de Lewandowsk­i (lógico) y Vitor Roque (no tanto), tuvo la mejor del primer tiempo con un remate con firma propia a centro de Joao Félix desde la zurda. Ferran Torres lo intentó desde lejos y Sergi Roberto, de cabeza. Nada. Muy poca cosa. Muy poca sensación de peligro. Todo lo contrario que Unionistas. Tuvo suficiente con robar un balon, lanzarse hacia arriba y poner un centro desde la banda zurda para que Álvaro Gómez rematara solo y llegando de incógnito a portería. El Reina Sofía estalló de júbilo; Xavi atendía desde la banda incrédulo.

El Barça no se vino abajo, por supuesto. Ese no es el problema. Lo es que no se viniera arriba con el ímpetu del rebelde, de quien está hasta las narices de verse en la diana y agarra el fusil para disparar él. De hecho, Rastrojo tuvo el segundo en una ocasión clarísima que Iñaki Peña envió a córner. Ahí llegó el empate.

Tras un rechace, Joao Félix, ausente todo el primer tiempo, agarró el rechace defensivo, vio la carrera de Ferran Torres y se la puso larga para que se plantara solo ante Iván Martínez. No falló. Cruzó con serenidad y sin despeinars­e a la base del palo. El descanso era un oasis en el desierto futbolísti­co culé.

CATÁRSIS Xavi dejó a Christense­n duchándose por molestias y entró Pau Cubarsí. No fue el único cambio entre mitad y mitad porque el Barça salió distinto, consciente de que lo ejecutado en la primera era una caricatura de lo que debería ser un equipo competitiv­o. Tardó tres minutos en hundir más de lo que deseaba Unionistas y probar un disparo más o menos claro. Daba la sensación de parecer otra cosa. Solo era una sensación.

Xavi ordenó tres cambios en busca de las realidades: entraron Lewandowsk­i, Pedri y Gündogan por Guiu, Fermín y Joao Félix. Faltaba media hora, el marcador escupía un 1-1 y el horno no estaba para bollos. Se calentó algo cuando Iñaki Peña, en un centro desde la derecha, evitó el remate de Losada con los puños. Golpeó el balón y la ceja del delantero, que empezó a sangrar. El Barça siguió a lo suyo, que tras el descanso consistía en hundir a

Unionistas. Lo hizo con tanta determinac­ión que Koundé, central, llegó al borde del área, soltó un zapatazo y celebró el 1-2 con un gesto de rabia contenida. Todos sus compañeros le abrazaron como si le estuvieran consolando. Cosas de estar sufriendo más que disfrutand­o. Y ahí se acabó el partido. Balde fue el siguiente en revindicar­se con otro zapatazo, el suyo sin ángulo, desde la izquierda. El tercero fue un diazepam colectivo que destensó la musculació­n de los blaugrana. Iñaki Peña fue quien suministró la última dosis con dos paradones consecutiv­os. Con 3-1 en el marcador, sí, pero aquí no descansa ni cristo. Hoy, por lo menos hoy, dormirán bien.

JOAO FÉLIX FIRMÓ OTRO DISCRETO DUELO EN TIERRAS CHARRAS Y XAVI HERNÁNDEZ OPTÓ POR RETIRARLE SOBRE LA HORA DE JUEGO

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Ferran Torres superó en el mano a mano a Iván Martínez
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