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El Dakar más duro de los cinco en Arabia

Brabec y Sainz tienen ventaja suficiente para anotar otro Dakar a su palmarés, pero en esta carrera nunca se puede bajar la guardia

- JOSEP VIAPLANA

Quedan poco más de 300 kilómetros, exactament­e 328, de los cuales 175 son de especial, y a orillas del mar rojo ya se vislumbran los ganadores. El estadounid­ense Ricky Brabec (Honda) y el español Carlos Sainz (Audi) han dado un paso de gigante de cara a imponerse en la 46ª edición del Dakar, la más dura que se recuerda en Arabia Saudita. El primero tiene una ventaja de 10:32 sobre Ross Branck (Hero) y el segundo casi una hora y media sobre el belga De Mevius (Toyota), con lo que si no hay una hecatombe ambos se proclamará­n vencedores. Brabec, que ya ganó en 2020, la primera edición que se celebró en Arabia, sumará el segundo triunfo. Carlos Sainz, junto a su fiel Lucas Cruz, se hará con el cuarto. El madrileño ya se impuso en 2010 con Volkswagen, repitió en 2018 con Peugeot y en 2020 con Mini, y este año puede volver a coronarse con Audi. Cuatro victorias con cuatro marcas diferentes adornan un palmarés envidiable que empezó con sus dos inolvidabl­es títulos en el Mundial de Rallyes.

Concluida la duodécima etapa será el momento de los ganadores y pensar qué pueden hacer en el futuro. Todos se preguntan si Carlos Sainz, que ya cuenta con 61 años y puede ser el primero en ganar el Dakar con un vehículo propulsado por un motor eléctrico, seguirá en activo o se retirará. Es una pregunta redundante que cada año se repite cientos de veces y estoy de acuerdo con el madrileño que se ha ganado el suficiente respeto para decidir lo que estime oportuno. Eso sí, ya les aventuro que si quiere seguir no le faltará un volante.

La penúltima etapa se cobró dos víctimas importante­s. La primera, Loeb. Obligado a correr a fondo para arañar tiempo a Sainz, se topó con una roca que le dejó maltrecho el coche. Ha sido una carrera repleta de sobresalto­s para el francés, con un coche que ha evoluciona­do muy poco en los últimos años y con el mal ambiente que ha generado la presencia de Al-Attiyah. Salvó los muebles por la campana, pero el presumible podio le sabe a poco. La segunda, Lucas Moraes. El brasileño, que el año pasado fue tercero en su debut, parecía tener la segunda plaza asegurada tras el traspié de Loeb. Después de firmar un Dakar muy regular y que llegó a liderar en la tercera etapa, Moraes, perdió ayer más de dos horas y, pese a llegar a meta, sus opciones se diluyeron. Una muestra más de que esta prueba es imprevisib­le de principio a fin.

La 46ª edición ha resultado incluso más exigente de lo que se esperaba

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La imagen del día: Loeb indicando a Sainz que está bien y que continúe / ASO/ L’EQUIPE TV
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