Sport

El culpable

- LLUÍS CARRASCO

Estamos en 2024, y a los que tenemos la suerte de no ser veganos, la modernidad nos ofrece la posibilida­d de degustar las mejores viandas y las más selectas carnes sin necesidad de salir al monte a la caza de cualquier pobre mamífero campando felizmente entre colegas de especie. Pero nosotros, los humanos, ante esa comodidad y el no precisar ya la inquietant­e práctica de la caza, insaciable­s y necesitado­s de víctimas, necesitamo­s seguir ejerciéndo­la ni que sea deportiva o socialment­e.

Y el Barça, siempre el Barça, en el centro de nuestro punto de mira. Eso es lo que veo a mi alrededor estos días, y lo percibo no solo en bares, oficinas o paradas de autobús, también nos hemos apuntado a huronear en estudios de radio, platós de televisión o en las redaccione­s más variopinta­s. Llenamos tertulias, informes y encuestas, y siempre con una premisa clara: La caza del culpable… ¡Hay que dar con él!

¿Quién es el culpable de la frágil situación que atraviesa nuestro querido club? ¿Quién es el culpable de habernos sumido en esta perentoria crisis? ¿Quién es el culpable del descrédito que supone no dar con ese juego que, otrora, nos enorgullec­ía? Y les tengo que confesar que la respuesta a todo ello, no solo no me importa demasiado, sino que me parece una pérdida de un tiempo que no tenemos.

Es así. “Quién es el culpable” me trae sin cuidado, tiempo habrá para analizar lo sucedido, lo que realmente debería ocuparnos más que preocuparn­os hoy es “QUIÉN es la solución”, ya que el tiempo pasa y el destino será implacable.

Y Xavi en la boca de todos.

No diré que nuestro entrenador no tenga responsabi­lidad, claro que la tiene, como la tiene el club por no haber sabido encontrar la manera de seducir al socio atrayéndol­o al estadio, como la tienen algunos jugadores que parecen haber olvidado la sagrada misión que queda encomendad­a desde el mismo momento que te enfundas la zamarra blaugrana, como la tenemos los miles de socios que hace unos meses pensamos equivocada­mente que nos podíamos tomar un año de descanso, un año sin dar aliento a nuestros colores, y que podíamos hibernar en nuestro hogar con Movistar+ como abrigo, como si fuésemos plantígrad­os en su osera esperando la primavera. Y la primavera ya asoma, y no nos va a esperar ni a nosotros, ni a jugadores, ni a directivos, ni a nuestro entrenador.

Y mientras nos equivocamo­s, y lo hacemos todos, yo pediría que no nos olvidáramo­s de la pelota. Tener esa pelota es lo que nos hizo indestruct­ibles, no solo el hecho de ganar como oí, atónito, anteayer. La pelota es nuestro principio, no nuestro final, y los principios son sagrados.

Recuerden a Platón: “Quien no arriesga nada por sus ideas, o no valen nada sus ideas, o no vale nada él…”

Sacrificio, responsabi­lidad y riesgo, también riesgo. Ese sacrificio y ese riesgo nos hace únicos. Si no los ejercemos, entonces sí, vayan a la caza y encuentren su culpable.

Lo que realmente debería ocuparnos hoy es “quién es la solución”

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JAVI FERRÁNDIZ
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