San Mamés, un examen mayúsculo
Pese a las trabas que le ha puesto la junta directiva, de las que ya hemos hablado en otras ocasiones, y pese a algunos momentos en los que ha aceptado cosas inaceptables (la convocatoria de Amberes), Xavi Hernández ha logrado mantener la calma y los pies en el suelo hasta que su equipo ha reaccionado. No ha sido un camino fácil. Ni se ha llegado al final de nada porque la realidad es que el equipo está más cerca del precipicio que del éxito, más cerca de una mala temporada que de una triunfante. Sin embargo, el partido contra el Betis en el Benito Villamarín (donde no había ganado nadie) es un brote verde con todas las de la ley.
El equipo jugó bien, mandó, materializó sus ocasiones y, lo mejor, es que no se vino abajo con el 2-2. La victoria es un motivo de esperanza en un momento complicado, quizás el más delicado de la temporada pues llega antes de un momento clave del curso. La disputa de los cuartos de final de la Copa del Rey contra el Athletic puede ser un punto de inflexión, la confirmación de un cambio, la esperanza de un nuevo Barça. Y para llegar a este punto, Xavi Hernández ha tomado algunas decisiones arriesgadas que le han salido bien. Decisiones valientes. Viendo que los errores de Koundé se repetían, dejó al francés en la banda para jugársela con un niño como Cubarsí. Jugársela con dejar a Joao Félix por tercer partido seguido en el banquillo (con la excepción del duelo ante Unionistas), jugársela cambiando a Lewandowski de nuevo en un partido y dando entrada a Lamine, otro niño que sale de la cuna. Xavi ha jugado fuerte en sus decisiones y ha salido victorioso. Porque la del Benito Villamarín es una victoria suya, de sus apuestas. El triunfo de no bajar los brazos pese a los muchos problemas que pueden salir. Él mismo lo dice, es optimismo. Y sí, parece que este optimismo da sus frutos. Ahora hay que ganar al Athletic para confirmar que es algo más que buenas sensaciones, que el Barça ha cambiado y en esta segunda fase de la temporada se verá a un equipo tan competitivo como el de la pasada temporada. El examen de San Mamés es mayúsculo, una prueba de fuego.
El equipo ha logrado darle la vuelta a la situación y ahora, en el partido de Copa, debe confirmar las buenas impresiones