Ejercicio de supervivencia
El primer partido tras la ‘bomba’ de Xavi fue un calco de muchos de los que el curso pasado acabaron dando la Liga; poca brillantez, pero portería a cero y tres puntos
Ni alivio. Ni liberación. Ni cambio de chip. Pero por lo menos el primer partido tras el ‘bombazo’ del fin de la era Xavi a final de temporada acabó con tres puntos. Una victoria ultranecesaria y que, además, se consiguió bajo mínimos.
Este Barça navega en el alambre. Sigue sin lograr ser dominante, con infinidad de problemas para generar peligro. Sí recuperó el cuadro azulgrana esa resiliencia y ese oficio con el marcador a favor. Ese ‘unocerismo’ que fue clave para ganar la Liga y que este curso está brillando por su ausencia. La contundencia en las áreas con la que tanto ha clamado al cielo el entrenador de Terrassa, que ha vivido una montaña rusa de sensaciones los últimos días. “He vivido el partido con mucha tensión. Buscaba destensar a los jugadores y provocar una reacción, no liberarme yo mismo...”, comentaba tras el encuentro un técnico que se desgañitó y sufrió como siempre. Pese a saber que estos cuatro meses serán los últimos al frente de la nave azulgrana.
GAFADOS Como en tantos y tantos partidos esta temporada, el de ayer empezó con un jarro de agua fría. Últimamente era un gol tempranero, ayer fue la lesión de uno de los futbolistas que venía más en forma de la plantilla. En el 5’ (y curiosamente después de rotar ante el Villarreal) Ferran sentía un pinchazo en el isquiotibial y se iba rapidamente al césped de Montjuïc. Era consciente de que no era algo leve. Y de que peligraba sobremanera su presencia para esa eliminatoria de Champions ante el Nápoles. Sin duda, la gran ilusión entre el barcelonismo y entre la plantilla a corto plazo ante la falta de otras motivaciones y clavos a los que agarrarse. Ferran se suma a una ristra interminable de bajas (tantas como nueve contando al ‘7’).
CONTEXTO DELICADO En este sentido, Xavi se está viendo obligado a hacer malabarismos para con
feccionar onces y contar con revulsivos. De la convocatoria de ayer para el duelo ante Osasuna, tan solo cuatro futbolistas (de los 20) habían disputado más de 100 partidos con el primer equipo barcelonista. Un dato revelador del delicado contexto. Eso, sumado a la tensión general y a la dinámica, no ayuda absolutamente nada a desagarrotar (perdonen por el término) a unos futbolistas que no fluyen. Lewandowski ayer parecía un delantero tosco y fuera de forma. El polaco ha perdido ese primer control orientado y ese duende buscando portería. Ni siquiera el jugar casi media hora con ‘10’ destensionó a un equipo al que le falta luz. Por lo menos, si Xavi es capaz de dotar de nuevo del empaque del año pasado y de ganar esa contundencia en las áreas, se puede abrir un halo de esperanza. Pero queda mucho por remar todavía...