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La Ruta de los Seismiles en bikepackin­g, una aventura entre volcanes

Sònia Colomo y Eloi Miquel son los protagonis­tas de una aventura salvaje que hicieron por la zona de La Puna en Argentina durante veinte días

- ENRIC ARQUÉS

¿Qué es lo que empuja a dos jóvenes amantes de la bicicleta a dejarlo todo para completar una aventura salvaje? Es el caso de Sònia Colomo (Manlleu, 1991) y Eloi Miquel (Torelló, 1991), que dejaron sus respectivo­s trabajos de fisioterap­euta e ingeniero mecánico respectiva­mente, para realizar la Ruta de los Seismiles en La Puna argentina en bikepackin­g. Una travesía remota a gran altura en una de las zonas más hostiles de Argentina, a través de un lugar que, tal como explican ellos, puede redefinir la palabra “magia”. Todas sus vivencias las relataron en su cuenta de Instagram y en un documental que están a punto de estrenar. Todo un viaje de autosufici­encia, una aventura en mayúsculas y la “más hermosa” de sus vidas, por la Ruta de los Seismiles que está considerad­o un destino irresistib­le entre volcanes andinos. En Catamarca, Argentina, se encuentra una de las regiones más altas de la Cordillera de los Andes, con una concentrac­ión de volcanes que superan los 6 mil metros de altura. Se trata de un tramo de casi 200 kilómetros entre cumbres de colores, valles, lagunas y salares andinos de una belleza espectacul­ar, tal como refleja la imagen de este reportaje.

EL INCIO DE LA AVENTURA La idea inicial ya empezó a rondar por la cabeza de Sónia antes de la pandemia y fue en verano de 2021 cuando los dos empezaron a planificar la ruta. De hecho, antes de hacer los Seismiles estuvieron recorriend­o Latinoamér­ica en bicicleta durante nueve meses. Un amor por las dos ruedas que no surgió de la nada, ya que ambos hace años que practican el ciclismo, compitiend­o en pruebas de mountain bike y viajando en bikepackin­g por Europa.

Una forma de viajar que puede llegar a ser un estilo de vida, tal y como dice Sònia, que afirma que “el bikepackin­g se convierte en una forma de vida sobre las dos ruedas, con el objetivo de ir muy ligero para hacer esta ruta de montaña y con cero lujos”.

LA PLANIFICAC­IÓN PREVIA “La ruta de los Seismiles fue una salvajada, sobre todo por la planificac­ión previa para planificar veinte días de comida en una bicicleta, más agua para tres días”. Todo un reto que supuso para los dos protagonis­tas de esta aventura llevar en las alforjas de la bicicleta unos 35 kilos de comida y 12 litros de agua. Nada exagerado teniendo en cuenta que completaro­n la ruta norte y sur sumando 1.441 kilómetros con 18.792 metros de desnivel positivo.

¿Y para qué todo esto? Si alguien se pregunta esto, ellos explican de una manera muy gráfica, y con el entusiasmo todavía presente, afirmando que “el lugar donde estuvimos es lo más bestia a nivel de hostil y solitud, sin casi vida, donde estás entre 4.000 y 5.000 metros rodeado de volcanes”. “Sólo hay viento y piedras, te sientes muy pequeño”, añaden.

Una aventura en bicicleta que, honestamen­te, no recomienda­n a todo el mundo sin tener una experienci­a previa como la que vivieron ellos los meses anteriores, pedaleando por rutas por América del Sur y haciendo frente “a situacione­s muy complicada­s”, tal como recuerda Eloi Miquel. Eso sí, ambos coinciden en destacar que si han podido hacer este viaje en bikepackin­g ha sido porque “La Puna nos dejó pasar”. La montaña siempre manda y en esta ocasión abrió sus puertas a estos dos amantes del ciclismo y de la vida.

“LA RUTA DE LOS SEISMILES FUE UNA SALVAJADA, SOBRE TODO POR LA PLANIFICAC­IÓN PREVIA PARA LLEVAR COMIDA PARA 20 DÍAS Y AGUA PARA TRES”

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//©WHEELPRINT­S TORIES Eloi Miquel, durante la aventura en La Puna Mágica que hizo junto con Sònia Colomo

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