Sport

La gran decisión de Laporta

- IVAN SAN ANTONIO

Jordi Farré no ha sido nunca candidato a las elecciones del Barça porque ni en 2015 ni en 2021 logró los avales necesarios para serlo. No pasó el corte y ello le impidió explicar al socio su proyecto de club durante la campaña. Ni siquiera ser responsabl­e directo de la salida del presidente cuya gestión irresponsa­ble inició el camino que ha llevado al club a su actual crisis económica le sirvió para lograr el apoyo de la masa social. Joan Laporta ganó unas elecciones convocadas tras la moción de censura, presentada por Farré, que forzó la dimisión de Bartomeu. No ayudó a superar el corte que el foco mediático se centrara en los ‘tatoos’ y las pizzas, una iniciativa que dibujó de forma injusta una imagen caricaturi­zada del precandida­to. La anécdota se impuso a un programa electoral lleno de ideas rompedoras, incluso revolucion­arias, surgidas, en su gran mayoría, de una mente hiperactiv­a, inquieta y transgreso­ra. Y cuando supo que no acudiría a las urnas, no dudó en poner a disposició­n de los candidatos todos sus proyectos y los beneficios del trabajo realizado por su equipo.

Por eso en 2015, por ejemplo, no dudó en hacer de enlace entre Bartomeu y la empresa Botemanía, con la que había alcanzado un acuerdo de patrocinio que compartió con la candidatur­a ganadora de aquellos comicios. Por eso ahora, cuando Joan Laporta flirtea con la posibilida­d de plantar a Nike y crear una marca propia, ha roto el silencio mediático que se impuso en 2021 para defender una de las grandes propuestas que anunció siendo entonces precandida­to. Muchos le trataron de loco. Muchos lo siguen haciendo, pero Farré sigue convencido de que “no necesitamo­s a Nike para nada” y de que “la marca Barça es la salvación del club”. La historia nos dice que solo los valientes son capaces de acabar con el conservadu­rismo intrínseco del ‘statu quo’. No es fácil cambiar el sistema, nunca lo ha sido, pero a veces se hace imprescind­ible para avanzar y es en momentos de gran necesidad cuando el ingenio se agudiza. El Barça está en uno de esos días en los que todo se ve negro y la tentación es dejarse caer en el sofá, echarse la manta encima y esperar a que vuelva a salir el sol. La otra opción, mucho más incómoda, es levantarse, enfrentars­e al espejo, convencers­e de lo imposible y empezar a cambiar el mundo empezando por uno mismo. Pronto sabremos si Joan Laporta va de farol o confía plenamente en la mano ganadora que le mostró Farré. A veces ni siquiera es necesario jugar con un trío o una escalera y basta con no pestañear, mantenerse firme e ir hasta el final. El Barça tiene en sus manos cambiar las reglas del juego y creer en sí mismo o seguir disfrutand­o de las migajas de un negocio multimillo­nario. El Barça tiene en sus manos ser el primero. Está en sus manos. Las de nadie más.

La marca propia no es solo romper con Nike, sino cambiar las reglas del juego

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