“Encima de una moto, hombres y mujeres podemos hacer lo mismo”
Fue la primera mujer campeona del mundo de motociclismo y no conoce los límites en esta especialidad deportiva. Su próximo reto es el Mundial femenino y es ejemplo para quienes aspiran a practicar este deporte. Ana Carrasco, pasión y perseverancia
En un deporte como el motociclismo, históricamente dominado por hombres, la lucha por la igualdad y la inclusión ha sido siempre una tarea pendiente. Sin embargo, Ana Carrasco nunca ha entendido de límites ni barreras, y, desde que tiene uso de razón, ha luchado por demostrar que la pasión y la perseverancia no conocen género. Nacida en Cehegín (Murcia) en 1997, Ana se subió por primera vez a una moto a los 3 años, concretamente en una que le regaló su padre Alfonso a su hermana María. Desde entonces, no se ha bajado nunca de ella. Bajo el lema “Ride like a girl”, Ana ha remado a contracorriente para hacerse un hueco en el mundo del motociclismo. “Creímos que adoptar ese lema era una forma de hacer ver a la gente que, encima de una moto, los hombres y las mujeres podemos hacer exactamente lo mismo. Queríamos hacer ver que las mujeres podemos hacer cualquier cosa, siempre y cuando nos den las oportunidades”, ha confesado la murciana en una entrevista con SPORT.
SUEÑO HECHO REALIDAD En 2013 Ana llegaba al Mundial de Moto3, a una parrilla de 33 pilotos, entre los cuales era la única mujer. Sin embargo, tras tres temporadas en el campeonato, en las que logró convertirse en la primera mujer española en puntuar en un campeonato mundialista, la falta de medios y apoyo de patrocinadores, sumado a las lesiones y la falta de resultados, obligaron a Ana a volver al Europeo de Moto2.
“Por el hecho de ser mujer me ha costado más encontrar gente que confiase en que yo podía ganar y que me diera los medios para poder hacerlo. Con falta de medios, es muy difícil que salgan resultados y entonces parece que no eres tan buen piloto. Es un círculo muy difícil de romper”, afirma Carrasco. Tras una temporada 2016 para olvidar, Ana se quedaba sin asiento a final de curso. Pero, como suele decirse, cuando una puerta se cierra, otra se abre, y Carrasco veía una nueva oportunidad para brillar en el nuevo Campeonato del Mundo de Supersport300.
Pese a que al principio lo vio como ‘un paso atrás’, a día de hoy considera que es la mejor decisión que podría tomado. “Viéndolo ahora, entrar en SuperSport300 me convirtió en piloto profesional. Me dio la oportunidad de empezar un camino nuevo, donde he podido crecer, aprender y sobre todo de consolidarme como piloto”, declara la murciana.
En la carrera de Portimao, con tan solo 20 años, Ana lograba escribir su nombre en los libros de historia del motociclismo, al convertirse en la primera mujer en ganar una carrera en un mundial de motociclismo de velocidad. Así pues, la temporada 2018 arrancaba con todas las miradas puestas sobre ella. Y si las expectativas eran altas, la realidad las superó con creces. Dos victorias, una en Imola y otra en Donington Park, la situaban como una de las candidatas al título.
Pese a un cambio de reglamento a final de temporada, el cual la obligaba a llevar 14 kilogramos de lastre, Ana consiguió llegar con opciones a la última carrera, donde, tras una remontada épica, se convertía en la primera mujer campeona del mundo. En 2019, ya con el número 1 en el carenado, Ana se incorporaba al equipo Provec, pero los buenos resultados no fueron suficientes para revalidar el título.
AÑO DIFÍCIL La temporada 2020 comenzaba mejor que ninguna otra: 3 podios en las 7 primeras carreras y de lleno metida en la lucha por el título. Sin embargo, una caída mientras entrenaba, en la que se fracturó dos vértebras, le obligaba a perderse el final de temporada. Aun así, el equipo confió en ella y decidió renovarla mientras todavía estaba en el hospital.
“Sin duda ha sido la lesión más difícil. He tardado casi dos años en volver a tener una vida normal. Pero me dio mucha tranquilidad saber que mi equipo y mis patrocinadores me daban el tiempo suficiente para recuperarme bien y volver”, reconoce Ana. Una lesión de la que aún sigue sufriendo las secuelas. “En mi día a día estoy bien, pero para competir tengo molestias. Me he acostumbrado a convivir con el dolor”, indica.
En 2022 Ana volvió al Mundial de Motociclismo, pero los resultados no fueron los esperados y se quedó sin moto para 2024. Sin embargo, el Mundial femenino le ofreció a Ana una nueva oportunidad para demostrar su talento. “Es ilusionante ver una parrilla de 24 mujeres, hace 10 años era impensable. Llevo una década peleando por hacerme un hueco a mí y a las mujeres dentro del motociclismo, y tenía claro que debía estar en este campeonato”, afirma.
Por ser mujer me ha costado más encontrar gente que confiase en que yo podía ganar
Entrar en SuperSport 300 me convirtió en piloto profesional: pude crecer y sobre todo consolidarme
Es ilusionante ver una parrilla de 24 mujeres, hace diez años eso era algo impensable