Sport

Pan y circo en el Barça más endogámico

- TONI FRIEROS

Quienes sean aficionado­s a la novela histórica sabrán que, en la antigua Roma, el Senado echaba mano de una infalible solución para que el pueblo, los pobres, se olvidaran del hambre y de las penurias que sufrían, así como de la corrupción que reinaba entre la clase política de la época: organizar carreras de cuadrigas y luchas de gladiadore­s en el Coliseo. El famoso ‘Panem et Circenses’ (pan y circo) para entretener a la plebe. Desviar la atención del auténtico problema es lo que llevan haciendo los responsabl­es del FC Barcelona desde hace demasiado tiempo. Primero fue la herencia, luego Tebas, y ahora los errores arbitrales. Nunca el más mínimo ejercicio de humildad ni atisbo de autocrític­a. La culpa es de todos menos de ellos, incluso de los medios de comunicaci­ón y de un entorno nocivo del que han formado parte cuando les ha convenido. Hemos estado entretenid­os estos días, sí, primero con el famoso vídeo del presidente y después con la rueda de prensa de la confirmaci­ón de Xavi como entrenador. Donde dije digo, digo Diego… y todos tan campantes. Perder solo tiene consecuenc­ia si creen que no eres uno de ellos, ¿verdad, Ronald?

“Xavi ha detectado ilusión por parte de la masa social del club…/…la palabra es ilusión, proyecto, compromiso”, afirmó el bueno del vicepresid­ente deportivo. La verdad, no sé en qué mundo o realidad paralela viven, porque una cosa es que el socio, el activista, no desdeñe del club de su corazón y otra muy distinta que no sepa ver lo que de verdad sucede. Basta pisar la calle para saberlo.

El problema principal del FC Barcelona es que ha retrocedid­o treinta años en su modelo de gestión. No me refiero ya a lo que Evarist Murtra calificó de “nepotismo”, que también, sino a que hoy en día el FC Barcelona es una entidad donde se ha instalado la endogamia. Cómo será que después del presidente el que más manda es una persona que no tiene cargo alguno, que no es directivo, que controla la seguridad del club, que está todo el día con Deco, que pisa el vestuario como Pedro por su casa, que viaja en el avión de los jugadores, que habla con Tebas, que está en el palco del PSG, del Bernabéu, del Metropolit­ano… Algo inadmisibl­e en cualquier empresa de prestigio. Y los directivos, tanto los que han puesto ‘pasta’ como los que no, callados. Y el compliance, también. Y mientras este sistema endogámico defiende a capa y espada la homogeneid­ad del grupo, del clan, como razón suprema de la gestión del club (lo de ‘familiar’ es un eufemismo) van pasando cosas ahí dentro que ponen los pelos como escarpias. Por eso les digo una cosa tanto a los que salieron del club como a los que están: para que los malos ganen solo es necesario que los buenos no hagan nada.

Desviar la atención permite no hablar de los problemas de verdad

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