Dos errores que debilitan al Barça
Aunque en el fútbol se tiende a valorar todo en función del resultado más inmediato y, si es negativo, a querer corregirlo con fichajes y propósitos, lo cierto es que nada sucede por simple azar. En su segundo mandato, el presidente Joan Laporta, junto con su equipo directivo, ha cometido dos errores genéricos.
El primero, del que he hablado en anteriores artículos, es no aceptar la realidad económica del FC Barcelona. La prioridad tenía que ser revertir aquel lastre que condiciona al club y hunde al equipo. Y adecuar la política deportiva a esa realidad. La metáfora que explica el autoengaño son los fichajes de futbolistas en su ocaso, abordar renovaciones y no poder inscribirlos en la Liga. No observo corrección alguna. Al contrario, ahora se vende una posible vuelta a la regla del 1-1 como solución casi definitiva, cuando lo substancial y decisivo es el límite salarial y el del Barcelona, según la última actualización de la Liga, es 523 millones de euros inferior a la del Real Madrid (204,161 a 727,451, febrero 2024). Con semejante diferencia, pronto el Barça no podrá competirle al Madrid ningún título (si es que ahora puede). El segundo es no comprender el cambio de paradigma que se opera en el fútbol e insistir en aplicar clichés de una época pasada. Hoy no hay ningún círculo virtuoso por activar, sino uno de vicioso por romper.
El último ejemplo es la ratificación de Xavi con el argumento de que la apuesta por la estabilidad funcionó. Se refería Laporta a Frank Rijkaard. No recuerda que si en aquel entonces “Rijkaard no es el problema, sino la solución”, era por razones no solo deportivas. Apuntalando al técnico holandés, se afianzaba su presidencia ante quienes pretendían convertirlo en un presidente institucional sin mando en el área deportiva.
Si no hay corrección urgente de estos dos errores, el club se irá hundiendo de manera paulatina, sin interrupción ni remedio, y se quedará sin capacidad para competir los títulos
ni en Europa ni en España.