Del flexitarianismo al reducitarianismo.
Si el año pasado los vegetarianos empezaron a comer carne de vez en cuando con el flexitarianismo, ahora toca reducir progresivamente la cantidad de carne que comemos con el reducitarianismo por motivos de salud y ecológicos, mayoritariamente. El inventor del término fue Brian Kateman, cofundador y presidente de la Fundación Reducitariana, que dio a conocer en una charla TEDx en 2014 y poco a poco va calando en nuestra sociedad. Es un movimiento formado por personas que se han comprometido a comer menos carne -carnes rojas, aves de corral y mariscos- menos leche y menos huevos, sin importar el grado o la motivación. En un concepto más atractivo que el vegetarianismo o veganismo, donde impera la ley de `todo o nada', basta con reducir la cantidad de productos de origen animal en su dieta. La idea es empezar con un día sin carne o `Meat Free Monday', como los lunes, y poco a poco, ir ampliando a más días sin carne, sin necesidad de ser veganos, se puede comer carne, pero reservarla para ocasiones `especiales', algo más sencillo.
¿Nos la quedamos?
Sí, reducir la cantidad de carne a la semana es una buena forma de hacer una dieta sana, sustituyéndola por alimentos vegetales, nuestra alimentación será más variada y no solo ganará nuestro estómago, también haremos un bien al planeta evitando la ganadería intensiva, el exceso de antibióticos y hormonas en las carnes, el maltrato animal, la desforestación y la contaminación que conlleva la cría de animales para alimentación. ¿Qué hay que hacer? Si quieres formar parte del movimiento reducitariano, el compromiso es sencillo, debes comer menos carne durante 30 días, seguirlo en redes sociales en Instagram, Twitter, Facebook y compartir con el hashtag @reducetarian.