CRUZANDO EL ESTRECHO
está Marruecos. Dicen que es la mejor forma de entrar en África y empezar a conocer este gran continente. Si además puedes hacerlo caminando por la cordillera del Atlas y visitando los pequeños pueblos bereberes que encuentras a tu paso, la ruta se convierte en una gran oportunidad de viajar en el tiempo y conocer las tradiciones y costumbres de esta etnia milenaria. El objetivo era planificar unas vacaciones diferentes, uniendo deporte y solidaridad, con una desconexión completa sin necesidad de tener que ir demasiado lejos de nuestro país. Teléfono apagado, mochila al hombro y nuevos y desconocidos compañeros de viaje. La Asociación Viento Norte-Sur es la organizadora de este trekking solidario por el Alto Atlas y durante las vacaciones de Navidad y Semana Santa oferta estos viajes en grupo en los que además de llevar tu equipaje, llevas otro con medicamentos, material escolar y de primeros auxilios que se entrega a las asociaciones locales para que hagan el reparto entre todos los vecinos. El Alto Atlas es la cadena montañosa donde mejor se conserva la cultura bereber, y aunque la mayoría ya ha abandonado su carácter nómada que tanto les caracterizó, con orgullo han conseguido mantener su lengua, sus tradiciones y su forma de vida dedicada al pastoreo y la agricultura, con una existencia sencilla y humilde. Los romanos les llamaron bár- baros, una descripción que según puede comprobar el viajero está muy lejos de la realidad. Por ello hoy en día ya está extendido el término con el que a ellos les gusta definirse y que significa hombres libres. La aventura comienza en Almería, donde el traslado en ferry hasta Melilla se convierte en una primera toma de contacto con los marroquíes que vuelven a casa para ver a sus familiares. La realidad de la inmigración, del sueño europeo y de las fronteras físicas representadas en la valla de Melilla no nos deja indiferentes. Es la vida real de jóvenes buscando una vida mejor, mujeres transportando grandes bultos para sobrevivir y disputas por conseguir poner un pie en territorio español, lo que está al otro lado del cristal del autobús. La primera parada son las Gargantas del Todra, uno de los cañones rocosos más espectaculares del mundo. Por la noche descubrimos el frío que nos va a acompañar durante todo el viaje con la caída del sol, pero también el cielo estrellado que estos pueblos sin contaminación lumínica nos ofrecen. ¿Y lo mejor para los que nos gusta comer? El pan recién hecho calentito y con un sabor único que preparan muchas veces en las propias casas para llevar a hornos públicos, los de cuscús, el plato marroquí por excelencia que suelen tomar los viernes al mediodía y la