ANTONIO DE LA ROSA
Un hombre sin límites
En 2014 ganó la travesía a remo del Atlántico en solitario en su primera participación tras 4.700 km de crudo océano. Fue el único en acabar la durísima Lapland Extreme Challenge 2018, 1.000 km a temperaturas glaciales en autosuficiencia, batiendo todos los récords. Si te dice que sale a dar una vuelta no le esperes con la cena caliente…puede ser tan literal como cuando circunnavegó la península ibérica en una tabla de paddle-surf el año pasado.
JUANMA MONTERO para AMLSport Fotos: NACHO CEMBELLIN / ANTONIO DE LA ROSA
Tocas todas las actividades posibles al aire libre ¿realmente hay alguna que se te resista?
Al aire libre podría decir que la mayor parte de actividades no se me resisten, ja ja ja…. He sido siempre bastante completo aunque quizá los deportes de viento no son los que mejor se me dan, se necesita más técnica y no tanto físico como para otras actividades y no me he centrado en ellos.
¿Y cuál es el deporte con el que eres más libre?
Me gusta mucho el agua, deportivamente he nacido en el agua, pero me siento más libre en la montaña y en invierno. Todos los deportes de nieve me hacen sentir muy libre, estoy muy cómodo con el frío. De las múltiples aventuras que has vivido, ¿cuál va a ser tu ‘batallita’ preferida para contarle a tus nietos?, ¿has temido por tu vida? Espero que mi batallita preferida aún esté por llegar, jajaja. Por mi vida, la verdad es que no he temido durante las expediciones, siempre he pensado que no peligraba…pero luego a posteriori no lo veía tan claro. Por ejemplo, en el lago Baikal en una travesía con esquís una noche me caí a una grieta de metro y medio, con el trineo atado y no podía salir del agua helada. Llevaba mucha ropa, hacía viento, el borde de hielo hacía que al intentar apoyarme para salir resbalara siempre… Al final pude apoyar la punta de los bastones, que me salvaron, pero perfectamente podría haberse roto una punta y no haberlo contado. Por suerte tomé muchas decisiones correctas: conservar la calma y la energía para pensar, usar los bastones, quitarme la ropa y secarla al momento con fuego… Solo fui consciente del peligro después. Ahora llevo siempre una especie de puñales por dentro de la ropa, para estas situaciones.
¿Has vivido el deporte desde pequeño o le agarraste el gusto de mayor?
Pues la verdad, de pequeño no hacía tanto deporte, en mi pueblo de Valladolid solo se podía jugar al fútbol, que no me entusiasmaba. Pero un día el profesor del colegio le dijo a mi madre, con 8 o 9 años, que tenía que hacer deporte, porque era muy inquieto, hiperactivo. Me metieron a rugby, a natación y me inscribieron en el club de piragüismo. Cada vez me gustaba más moverme y a los 12 años me tomaba ya muy en serio sobre todo la piragua y el rugby, donde jugué a buen nivel, llegando a la selección de cadetes. ¿Qué es lo que más echas de menos de la ‘civilización’ cuando llevas un tiempo largo fuera de casa? ¡La familia, claro! También echo mucho de menos ir al bar a tomar unas cervezas con los amigos, hablar con los paisanos, el cerrajero, el pastor, me encanta.
¿Y hay ya próximo reto?
Pues sí, creo que el más complicado que me he planteado hasta ahora. Quiero ser la primera persona en cruzar el Pacífico desde el norte de México a Hawái en una embarcación de padle-surf. Es un proyecto muy bonito porque diseño la embarcación desde cero, no existe. El molde se hace en Cartagena, el barco me lo fabrica con ese molde la fundación Airbus, en Getafe. Es un proyecto físico, mental y muy técnico. La embarcación me permitirá remar de 8 a 10 horas en pie cada día y tendrá una parte estanca para descansar. Este invierno la tendré lista para las primeras pruebas en el mar y el reto será entre mayo y junio de 2019.
Tú que conoces todos los continentes, ¿dónde te gustaría ir de vacaciones?
Me iría a la zona sur de Argentina, un paraíso natural, o a Nueva Zelanda, pura naturaleza…eso sin desmerecer la zona donde vivo, en Lozoyuela. La sierra de Madrid me encanta, estoy enamorado de sus paisajes y los disfruto muchísimo.