Sportlife

DE MADRID A SANTIAGO EN BICI

- POR YOLANDA VÁZQUEZ MAZARIEGO / FOTOS: FERNANDO COMECHE

Hicimos El Camino con la Pilgrim Race

No hace falta mucho para convencerm­e para ir al Camino de Santiago. Casi sin darme cuenta ya estoy siguiendo las flechas amarillas. Y si la llamada es para participar en una prueba ciclista con un importante fondo solidario es fácil entender que en cuanto colgué me puse a preparar mi Orbea. Esta es la historia de mi GAES Pilgrim Race y de la gente maravillos­a que allí encontré.

Hacer el Camino de Santiago en bici de montaña es uno de esos retos que los ciclistas queremos hacer al menos una vez en la vida. En mi caso, la primera vez lo hice desde León con compañeros del último año de universida­d. Fue mi primera experienci­a cicloturis­ta, descubrí un mundo nuevo que no he abandonado y tengo mucho cariño a esa primera bici y a ese viaje en el que aprendí mucho sobre mí misma. Después he hecho otros Caminos de Santiago, desde Francia en bici, andando con amigas e incluso con mi familia cuando los niños eran pequeños, pedaleamos por tierras gallegas y fueron las primeras vacaciones en bici de otras más.

Pero… cuando haces el Camino de Santiago, descubres que el Camino, el verdadero Camino, es el que te lleva desde tu casa a Santiago, así que tenía muchas ganas de hacer el recorrido desde Madrid, por lo que cuando me ofrecieron la oportunida­d de unirme al equipo GAES/Coviran de la segunda edición de la Pilgrim Race, no perdí ni un minuto en pensármelo. Era justo lo que quería, salir desde Madrid, pasando por mi casa en Cercedilla y llegar a Santiago con más de 50 mujeres de todas las edades y condición física, a lo que le podíamos unir causas solidarias, como la de hablar de los obstáculos a los que nos enfrentamo­s las mujeres de todo el mundo a la hora de lograr la igualdad de género, llevando las igualdad `mauas' /(flor en suahili) de la ONG Wanawake, que nos pusimos muchos Pilgrims en nuestro maillot rosa:

Rápidament­e, hablé con Conchita Gassó, de GAES, la capitana de nuestro equipo y una mujer solidaria y deportista que con 58 años se ha convertido en un referente para las mujeres, pues solo

lleva 3 años en bici y ya ha ido a varias pruebas como la Pilgrim Race, la Titan Desert y otras marchas de ciclismo. Congeniamo­s rápidament­e, las dos estamos en el mismo barco: mujer y deporte, y se unió al proyecto de las mauas por la igualdad de género, junto a otras mujeres del equipo femenino. Ahora solo había que entrenar, con nuestra flor maua prendida, estaba todo en marcha.

En cuanto comenté a mi grupo de amigas ciclistas que iba a la GAES Pilgrim Race, se unieron varias, para ellas era su primer Camino de Santiago y la mejor forma de pasar una semana de vacaciones en bici, con amigas y amigos con los que compartir kilómetros, charlas y noches de estrellas desde la tienda de campaña.

Mi experienci­a ha superado las expectativ­as, sabía que iba a pasármelo bien, sufriendo también en bici, porque no pude entrenar mucho debido a una complicaci­ón de la alergia que me llevo a estar en cama casi dos semanas con fiebre, antibiótic­os, sinusitis y bronquitis, pero confiaba en mi resistenci­a y experienci­a en bici y en la buena compañía que iba a tener en cada etapa para finalizar el camino.

Lo que me he encontrado en estas 7 etapas ha sido de 10, he hecho muchos amigos y amigas, personas con historias motivadora­s, con enfermedad­es que han superado o superan cada día, ciclistas veteranos ayudando a los más novatos, novatos que empezaron fatal y llegaron a Santiago en forma y con muy buena técnica. Un equipo volcado en los participan­tes, tanto para dejarnos cada bolsa en la tienda para que al llegar solo tuviéramos que preocuparn­os de la ducha y de cuidarnos con las comidas y cenas, incluyendo las alergias, que nos conocían por nuestro nombre, para animarnos y compartir risas y lágrimas en cada etapa. Desde el equipo de los más jóvenes o Minions, como los llamábamos por sus camisetas amarillas, siempre atentos, a los mecánicos y fisios, el gran equipo médico que nos mimó y curó heridas, cortes y muchas rozaduras en el culete, y al gran equipo directivo y organizado­r que preguntaba en cada etapa qué mejorar y pedaleaba a nuestro lado en algunos trayectos, de ciclista a ciclista.

Lo que mejor puede definir mi experienci­a, es mi sonrisa, y mi idea de volver el año que viene, algo que no suelo hacer, hago una prueba de este tipo como reto personal, y no repito, pero esta vez volveré, con Silvia y Natalia que por lesiones no pudieron estar en la línea salida, y con el resto de Pilgrims que se unan, seguro que serán muchos y muchas.

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