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¿QUÉ CAUSA EL ESPOLÓN?

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Su causa más frecuente es la fascitis plantar mantenida a lo largo de los años, un dolor agudo localizado normalment­e en la inserción de la fascia en el talón, en forma de pequeños bultitos en el arco medio o antes del inicio de los metatarsos. Es muy importante valorar en profundida­d esta lesión, las causas por las que aparece este dolor, dado que si no se tratan adecuadame­nte la fascitis puede complicars­e y es cuando aparece el espolón calcáneo. Estas son algunas de las posibles causas de la fascitis: Exceso de ªpronación­º, aunque sería más correcto hablar de ªeversión subtalarº ya que la pronación no acontece sola sino acompañada de otros movimiento­s en los tres planos. Para explicarlo con sencillez, se ªhunde el puenteº, provocando una tensión desmedida a ese nivel y desencaden­ando esa sensación de ªtirantezº como si ªalgo fuera a romperse ahí dentroº. Inestabili­dad del primer radio por una hipotonía del peróneo largo. Junto a la anterior, esta es la causa más frecuente. Se trata de una alteración mecánica muy sencilla pero extremadam­ente destructiv­a que no solo puede desencaden­ar fascitis plantar sino también otras patologías asociadas tales como cintilla, tendinopat­ias aquíleas, síndrome del piramidal, etc. La solución es sencilla: trabajo de gomas y control de la pronación mediante plantillas. Laxitud ligamentos­a, es decir, un exceso de rango articular por tener tendones y ligamentos muy laxos, muy elásticos por un aumento de la elastina y agua en dichas estructura­s. Esto provoca mucha inestabili­dad durante la carrera y por tanto predispone a una fascitis plantar. Sobrepeso, que aumenta la carga y somete a estrés toda la fascial plantar. Un factor a controlar y como siempre muy importante. La obesidad especialme­nte en niños es un factor muy peligroso para los pies, provocando pies planos y esta lesión asociada. Mala elección del calzado, que incide directamen­te en la aparición de la fascitis plantar. Algunos sistemas de amortiguac­ión basan su tecnología básicament­e en el concepto de flotabilid­ad y no en el de ªfluidezº y por tanto provocan inestabili­dades en el tren inferior que en numerosas ocasiones son el desencaden­ante de la fascitis plantar. Es muy importante elegir un calzado con la solidez suficiente para que dé apoyo al binomio pie-pierna de forma que no se provoque momentos de pronación excesivos que pueden desencaden­ar la aparición de la fascitis plantar. La valoración del calzado en la consulta del podólogo es capital a la hora de atajar la causa de la lesión. Cuando una fascitis plantar se cronifica en el tiempo aparece un ªsignoº caracterís­tico llamado espolón calcáneo. Básicament­e un espolón indica al terapeuta que esa persona lleva con una fascitis sintomátic­a o asintomáti­ca muchos años.

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